La vocación se les reveló a algunos desde pequeños. Otros la fueron descubriendo con el paso de los años, pero para los artistas consultados por El Sol de México, la infancia fue un periodo feliz, en el que imaginaron los sueños que hoy han cumplido
Mauricio Ochmann
Actor
“De niño me preguntaban qué quería ser y yo en vez de decir piloto, astronauta o bombero, siempre decía actor”, recuerda el protagonista de la serie R. “Desde los cinco años de edad que hice mi primera obra de teatro infantil me encantó, y desde chiquito supe de mi profesión que hasta hoy es en la que me mantengo vigente”, comparte.
Lo que más extraña de sus primeros años, confiesa, es el campo en el que creció y donde también hacía algunas travesuras. “Me encantaba estar tendido en el campo. Así me recuerdo, me gustaba atrapar lagartijas y las llevaba a la casa. En mi niñez aprendí a montar a caballo, esa relación y esa conexión con los caballos es algo me encanta, es inolvidable hasta el día de hoy. Los equinos, bien pueden ser mi animal predilecto, además de un amigo que tuve desde mi infancia”.
Lucía Méndez
Actriz y cantante
De sus años de infancia, Lucía Méndez añora la hacienda de su abuelo. “El campo es lo más bello que viví en mi infancia. Cuando niña, montaba a caballo, aprendí a sembrar las semillas, estaba en contacto con los animales que mi abuelo criaba”.
También, supo desde niña cuál era su vocación. “Yo quería ser artista, pues me gustaba cantar y gracias a Dios, nací con buen oído para la cantada y más adelante llegó la actuación”, asegura.
La relación con su abuelo era tan cercana, que una vez la libró de perder la vista. “Recuerdo muy bien que estaba persiguiendo una gallina y me cayó cal en los ojos. Mi abuelo me lavó los ojos rápido en una pileta y así no me quedé ciega, lo cual le he agradecido toda mi vida”.
Eduardo España
Actor
Nunca ha dejado de ser un niño. El protagonista de Vecinos logró cumplir su sueño de pequeño de ser un actor y recuerda la infancia como uno de sus momentos favoritos de la vida. “De niño quise ser muchas cosas, veterinario, policía, sicólogo, pero predominaba el deseo de ser músico, guitarrista de alguna banda de rock y actor”.
Como adulto, asegura, tiene una vida “muy divertida, llena de muchos colores, incluso el tema del niño interior es algo que me llama mucho la atención y que trato de trabajar siempre en mí, en mi profesión; hago lo que me gusta, me siento muy afortunado de estar vivo, sano, dedicándome a lo que busqué dedicarme y disfrutándolo profundamente”.
Y también extraña aspectos de su infancia. “Como buen virgo soy muy preocupón, perfeccionista. A veces es estresante tratar de llegar a tiempo al aeropuerto, si me toca un público duro en un show privado, extraño esa inocencia y esa libertad de pensamiento. También los buenos momentos con los amigos, divertirnos sin presiones, no tener tantos horarios que cumplir como ahora”.
Alan Estrada
Actor
Un niño viajero. Alan Estrada cumplió su sueño de subir al escenario, de vivir de la actuación y de seguir construyendo historias. Era un niño travieso, lo confiesa, pero también alguien curioso que le permitió descubrir su lado histriónico
“Siempre quise ser actor, jugaba con mi mamá y cantábamos, hacíamos obras, no me puedo quejar, nunca imaginé la vida que tengo, es decir, vivir de lo que amo, soy muy afortunado, es mucho mejor de lo que soñé de niño”, confiesa.
“Lo que más extraño de entonces, es la falta de responsabilidades. Pero también que podías caerte de todos lados y no te preocupaba que al día siguiente ibas a amanecer todo adolorido. Aunque no era muy travieso, en la secundaria, mis amigos y yo entramos a escondidas a nuestro colegio para estar cerca de una fogata a la que nos habían prohibido ir por mal comportamiento. Hicimos un plan de película y sorteamos todo tipo de peligros solo para descubrir que ver de lejos la fogata no era nada divertido”.
Regina Murguía
Cantante, actriz, presentadora e influencer
La integrante de JNS ha alcanzado el sueño que la acompañó durante su niñez: convertirse en una artista. “Siempre quise ser modelo, yo tenía una imagen de ellas y los escenarios, eso me volvía loca; ya de grande pues mi altura no me lo permitió, pero me enamoré de eso, del escenario. Regresaba del colegio y me encerraba horas en mi cuarto, mi papá me puso un espejo detrás de la puerta y me pasaba horas con el cepillo haciendo mi espectáculo. Mis abuelas siempre me decían ‘haznos show por favor’ y me ponía a imitar a Shakira, Tatiana, Timbiriche y Alejandra Guzmán”.
La intérprete recuerda tener una niñez repleta de juegos en los que la acompañaban cómplices muy especiales “Yo crecí en Morelia, rodeada de primos y amigos, hacíamos muchas fiestas y jugábamos con globos de agua. Los noventa eran otras épocas con una rutina mucho más tranquila, los niños podíamos divertirnos en la calle, a mí me encantaba regresar el de la escuela y jugar con mis amigos del fraccionamiento a las escondidillas esos detalles hicieron de mi infancia una etapa muy feliz”, compartió.
Hoy, le dice a su niña interior, “no te olvides de jugar, no te tomes la vida tan en serio relájate un poco y cuida de ti misma, no te preocupes, todo va a caer, todo llega a su tiempo, tú sólo confía en ti”.
Pedro Sola
Conductor, Youtuber y actor
Una de las figuras más importantes en la niñez del presentador fue su abuela, quien lo forjó en diversos aspectos; “Me enseñó a leer y a escribir desde que yo era muy chiquito, entonces cuando entré a primero de primaria ya sabía hasta sumar, restar y multiplicar”. La cocina se convirtió en uno de los lugares que reforzaron la convivencia de Sola y su abuela, a quien recuerda como “una mujer muy parlanchina y muy divertida, le gustaba mucho la cocina y la repostería, hacíamos buñuelos por la tarde, tortillas de harina o galletas”.
El Tío Pedrito, como lo llaman sus fans en YouTube, asegura que fue un niño bastante tranquilo, amante de la lectura y muy hogareño. “Todos los domingos íbamos al mercado de San Juan, mi papá nos compraba un cuento que costaba un peso, a mi hermana Coral le compraban La Pequeña Lulú o El Pato Donald y a mí Superman, Batman o Los Titanes Planetarios, leíamos el cuento, nos tomábamos un refresco y ya nos regresábamos a la casa a comer y esa era la infancia feliz de mi vida”, dijo el también economista.
Polo Rojas
Cantante
Cuando era niño quería ser doctor, era bien portado y convivía con sus abuelos a diario. “Si no era para comer, era para ir a misa los domingos, o para ir al rancho con mi abuelito”, relata el cantante veracruzano Polo Rojas.
“El Día del Niño era un día especial en la escuela, mi abuela siempre nos daba algún regalo, recuerdo un día en que mi mamá pasó por mí y nos llevamos a unos amigos al río, un lugar hermoso en Ciudad Mante, Tamaulipas que se llama, El Nacimiento. Eran horas gratas bañándonos, inolvidables hasta hoy”.
Polo confiesa que se siente como “un niño jugando a ser adulto”. A pesar de que extraña a sus familiares que ya no están con él, asegura que “en general va muy bien la película, soy feliz, tengo una familia hermosa, hago lo que amo hacer que es cantar, con un poco más de presupuesto para los juegos, pero mi trabajo me permite seguir jugando y eso es una bendición de Dios”.
Nadia
Cantante
A los siete años, comenzó su sueño de ser cantante. “Recuerdo pararme frente al espejo cantando y siempre jugaba con mis amigas a que íbamos a tocar en un concierto, era muy divertido”, recuerda Nadia, quien en la edad adulta extraña de la niñez el tiempo libre para jugar.
“A mi hermano Mario Josué y a mí, nos encantaba ir a jugar en la montaña de arena que mi abuelito había comprado para la construcción de su casa, siempre se la deshacíamos. Nos regañaba mucho por eso, pero era nuestra diversión”.
Decidida a estar frente al público, para su graduación de la Primaria, se apuntó a todas las actividades. “Canté, salí en la escolta, declamé, salí en la tabla coreográfica de bastoneras y también intervine en un baile típico mexicano. Mi mamá Aurora me regañó porque no le avisé y ella tenía que conseguir todos los vestuarios, pobrecita, cuando lo veo en perspectiva no sé cuántas cosas debe de haber hecho mi mamá para pagar todo eso”.
Arlette Pacheco
Actriz
“Siempre supe que quería ser artista. Desde muy chiquita quise ser bailarina, aunque no bailara bien, luego quise ser cantante. Eso sí, siempre supe que quería estar en un escenario, desde como a la edad de tres años”, cuenta Arlette Pacheco.
Cuando tenía siete años, su hermana Adriana, de nueve, se mudó con la familia. “Mi papá nos tenía prohibido la televisión, y lo que son las cosas, ahora hago televisión; como no había en que entretenerse y éramos terribles. Un día decidimos que no era justo que no tuviéramos alberca, vivíamos en un departamento en el tercer piso en un edificio, el piso era de linóleum y agarramos bolsitas con agua, sellamos las puertas y abrimos todas las llaves, de la regadera, del lavabo de la cocina, hasta que se inundó el departamento y empezamos a nadar”.
Su infancia fue feliz y la añora. “Pienso que la vida va rápido, cuando eres niña quieres ser grande para que te dejen entrar al cine, para decidir qué quieres, que no te digan qué hacer, pero uno descubre que la vida se va rápido, se hace adulto y más adulto. El tiempo pasa demasiado rápido”.
Mario Sepúlveda
Actor de teatro musical
Desde pequeño Mario Sepúlveda estaba seguro que quería ser actor. Las obras de teatro que hacía con sus primos y que presentaba a toda su familia son prueba de ello. Hoy el actor disfruta su éxito en los escenarios después de haber debutado en La Academia.
Y se describe como un adulto feliz. “Estoy en una etapa de mi vida en donde disfruto lo que hago, mi trabajo, familia, amigos, actividades del día a día. No sabía qué iba a pasar conmigo, encontré mi pasión y ahora más que nunca, todos los días pienso, que puede ser el último día de nuestras vidas, así que a disfrutar mientras hay vida”.
De alguna forma, no extraña sus juegos de infancia, porque entonces, se divertía haciendo obras de teatro con sus primos y se las presentaban a la familia. “Cuando íbamos al rancho de mi abuelo, buscábamos piedras con puntas de flechas, jugábamos entre las pacas de paja, hacíamos travesuras, una de ellas es que incendié, junto con mi primo, sin querer, un colchón, por andar jugando con unos cerillos, se incendió gran parte del cuarto, pero casi siempre jugábamos al teatro”.
Andrés Almeida
Actor
Uno de los actores más activos de la industria del entretenimiento también era uno de los niños más traviesos de su cuadra. De pequeño quería escribir historias y ahora lo está logrando, al terminar un guion que él mismo escribió.
“Mi madre me cuenta que desde chiquito escribía historias con dibujos, decía que quería ser escritor de películas cuando creciera”, recuerda quien goza de una vida plena. “Me veo completo, profesionalmente entero, sigo teniendo un poco el niño dentro, el niño inquieto que siempre está buscando creativamente cosas qué hacer”, describe.
De su infancia añora, dice, “la sencillez con la que se vivía la vida, siempre había una maravilla ante todo lo que sucedía y obviamente no existía el peso de la responsabilidad que existe ya de adulto, la responsabilidad económica, paternal, de pareja, todo era más sencillo y todo sucedía y fluía”.
En su récord, hay una travesura inolvidable. “Vivíamos en una privada cerca del bosque y había muchos vecinos que nos llevábamos, teníamos una pandilla y había otros que nos caían muy mal, un día nos saltamos al techo de sus casas y les llenamos el tinaco de cemento. Fue una travesura bastante mala onda, obviamente se dieron cuenta que habíamos sido nosotros y nos tocó un castigo de aquellos”.
Hanssel Casillas
Actor
Siempre quiso ser actor, gracias a que veía a su hermana Barbie Casillas en el escenario. A los 13 años, con su infancia aún cercana, Hanssel Casillas participa en la serie Run coyote run y ha participado en tres películas.
“Extraño que cuando era más pequeño, tenía menos responsabilidades, podía jugar más con mis hermanos, siempre le hacía travesuras a mi hermano mayor, Cristian. Cada año ansiamos el Día del Niño, porque todos nos reunimos en la mesa a comer y nuestra mamá nos prepara alimentos ricos con todo y pastel y gelatina”, cuenta. Con información de Adolfo López, Emmanuel Viloria
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