FICM 2024: Ana Ts’uyeb retrata la lucha de las mujeres zapatistas

El documental "Li Chan" recoge los testimonios de tres mujeres de distintas generaciones que ejemplifican las diferentes luchas que enfrentaron contra la desigualdad de género

Kevin Aragón / El Sol de México

  · viernes 25 de octubre de 2024

Originalmente la película fue concebida como un proyecto periodístico de su carrera de Comunicación Intercultural. Foto: Cortesía IMCINE

A la joven cineasta Ana Ts’uyeb no le tocó marchar con pasamontañas ni tener que accionar fusil durante el levantamiento zapatista de 1994. Sin embargo, como integrante de la comunidad tzotzil Naranjatic Alto, en Chiapas, perteneciente a este movimiento político desde sus inicios, está convencida de que el cine es el arma que a ella le tocó empuñar para continuar la lucha.

Es por ello que se siente orgullosa de que su ópera prima, “Li Chan” (“Morí”, en español), se presentara en el Festival Internacional de Cine de Morelia, ya que se trata del registro de unos de los muchos actos de resistencia que tuvieron que realizar las mujeres de su comunidad, quienes, inspiradas por el pensamiento zapatista, han logrado oponerse a distintas violencias de género.

“La ideología del zapatismo considera la igualdad entre hombres y mujeres, con los mismos derechos. Llevar a la práctica eso ha implicado romper con usos y costumbres patriarcales donde las mujeres tienen límites por el simple hecho de su género, pero es del zapatismo que han obtenido su fuerza”, explicó en entrevista con El Sol de México.

“El movimiento sí ha tenido un impacto en la vida de las mujeres, quizá no en la vida inmediata de las primeras que lucharon como mi abuela, pero mi generación ya ha podido gozar del fruto de la lucha de las mujeres”, agregó.

En su documental, recoge los testimonios de tres mujeres de distintas generaciones —entre ellas su propia madre— que ejemplifican las diferentes luchas que han tenido que entablar para hacerse cargo de sus propios sembradíos, educación y la crianza de sus hijos, incluso a costa de familiares que también se reconocían como zapatistas.

“Yo no quise que estas mujeres quedaran con el papel de víctimas, pues en sus testimonios demuestran que en la vida no sólo se llega a estos puntos críticos y ya, sino que siempre hay esperanza, a pesar de condiciones complicadas y violencias tan duras, como puede ser enfrentar la misma muerte”, afirma la cineasta.

Originalmente, cuenta la realizadora, esta película fue concebida como un proyecto periodístico, dentro del programa de prácticas profesionales de su carrera de Comunicación Intercultural, en el cual había planteado solamente la denuncia de la desigualdad de género que hay en las comunidades indígenas, sin embargo, al profundizar en sus investigaciones descubrió que en su comunidad sucedía algo más que eso.

“Durante el proceso me di cuenta de que no sólo se trata de visibilizar estas prácticas que han sido perpetuadas por generaciones, sino que hay que cuestionarlas”, dice Ana Ts’uyeb, quien pone énfasis en los distintos roles que viven estas mujeres dentro de sus familias y trabajos, ya sea como proveedoras de alimento, administradoras de cultivos y educadoras.

Con una gran composición tanto visual, como sonora y testimonial, el filme tiene la facultad de conmover, logrando que el espectador se identifique con su contenido.

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“Estas tres mujeres han sido mis inspiraciones, porque me han enseñado que hay esperanza. Yo creo que, si su lucha pudo inspirarme, también puede hacerlo con otras mujeres de esta y otras generaciones” finaliza la realizadora.