90 mil asistentes disfrutaron la apertura del Electric Daisy Carnival. A nadie pareció inquietarle las alertas y recomendaciones de la Secretaria de Salud por el Coronavirus en México. En el Autódromo Hermanos Rodríguez los besos y abrazos fueron de lo más común. Aquí la fiesta no se detuvo; los beats y la variedad de luces y estrobos inundaron el primer día del Electric Daisy Carnival, también conocido como EDC
Desde antes de las 17 horas, cuando la luz del sol todavía deslumbraba a algunos asistentes que presumían sus lentes oscuros, la música ya estaba sonando. Los más precavidos y extrovertidos llevaban vestían sus gorras neón y uno que otro colorido accesorio en la cabeza.
Los que llegaron tarde sólo observaban la larga fila que había para entrar, pues el autódromo se fue llenando poco a poco. La urgencia por entrar no bajó el ánimo, pues hubo quien aprovechó para tomarse fotos con quienes vestían atuendos de un verde chillón o hasta la parejita que decidió venir disfrazada como Spider-Man y Spider-Woman.
Adentro, los beats hacían vibrar la pista rumbo a los escenarios que congregan tumultos de fans que no dejaban de saltar. Las caras pintadas con colores brillantes resaltaban conforme la noche llegaba. Y la energía parecía desatarse cada vez más.
Músicos como Ghetto Kids, que mezclan el sonido urbano con la música electrónica, se presentaron en escena. Y aunque hubo fallas en su consola durante su presentación, el trío trajo todo el “perreo” a este festival.
Al fondo en otro escenario se escuchaban clásicos como I Feel Love, en una versión de Sam Smith. Aquí, aunque lo electrónico es el foco, la música es lo importante, casi tanto como las poses para una buena foto y el deseo de pasarlo bien.