Fue luego de una estancia en una isla de Colombia, al lado de sus colegas, cuando a Carlos Cuarón le despertó la curiosidad por escribir una cinta sobre un grupo de personas que se retiran a una casa, donde poco a poco exploran sus problemas personales.
El resultado fue Amalgama, una película protagonizada por Tony Dalton, Manolo Cardona, Miguel Rodarte, y Stephanie Cayo, que sigue la travesía de cuatro dentistas que se encuentran con ellos mismos durante un viaje inesperado a la Riviera Maya.
Al ser la única mujer dentro del grupo, Elena se presenta como un personaje sexualizado, que termina como el objeto de deseo de todos sus compañeros. Al cuestionarlo sobre el posible mensaje misógino que ello envía, Carlos argumentó que lejos de ser un elemento machista, lo considera una manera de mostrar la fortaleza del género femenino hoy en día.
“Nos dimos cuenta que necesitábamos crear un personaje femenino fuerte, independiente, autónomo y moderno, dueña de sus propias decisiones, que por mala fortuna cae en las garras de una relación tóxica, pero eso le puede pasar a cualquier género”, señaló en entrevista con El Sol de México.
El director afirmó que consideró la idea de voltear los papeles, y que las mujeres fueran mayoría en el grupo, pero prefirió mantener su idea original y darle un giro a su historia, que únicamente tendría lógica en el sexo femenino.
“Es para mí una mujer del siglo XXI, no es la abnegada que estábamos acostumbrados, ella misma expresa su sensualidad de una manera libre y manipuladora, y por eso de alguna manera agarra los hilos de estos tres hombres a su beneficio”, agregó.
El cineasta comentó que con esta cinta pretende reflexionar sobre la relación del ser humano consigo mismo, y opinó que tal como lo plantea en la cinta, las personas estamos en constante búsqueda de la redención propia.
“Llegamos a esta vida para ese proceso de reconciliarnos con uno mismo, tenemos toda una vida para hacerlo. Ellos como personajes, el pedazo que agarramos en la película, han logrado reconciliarse consigo mismos en una etapa. Es como una cebolla, pelaron la primera capa, y luego viene otra”, dijo.
El proyecto se comenzó a gestar hace varios años, pero dados los compromisos laborales del elenco, les tomó mucho tiempo cuadrar las agendas para volverla una realidad. Por ello, Cuarón platicó que sacarla adelante representó quitarse una gran carga a nivel personal.
En ese sentido, afirmó sentirse identificado con sus propios personajes. “Me impactó porque estaba viviendo en el dolor hasta que la pude hacer, el trabajo previo fue muy difícil, pero en cuanto dije acción, ese dolor se fue, y se lo pase a los actores para que lo trabajaran, se revolcaran en él y nos hicieran reír”.
Miguel Rodarte aplaudió la estructura de los personajes, y comparó las batallas con las que atraviesan con una olla de presión, que los lleva a explotar en un momento determinado, guiándolos a un universo donde enfrentan el miedo y el dolor, para después encontrar respuestas.
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El actor precisó que ese viaje interno fue la razón por la cual estaba tan interesado en sumarse al elenco, y hoy se siente satisfecho con el resultado. “En mi caso despertó un interés inmediato de querer hacer mi personaje, y vivir esa transformación en la pantalla y contarlo con este grupo tan talentoso de artistas, con los que me hace sentir orgulloso y honrado de relacionarme”.
Carlos Cuarón junto con Luis Usabiaga acaba de ganar el premio a Mejor Guion en el Festival de Cine de Trieste por Amalgama que se estrena en salas de cine de todo el país la próxima semana, a partir del 9 de diciembre.
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