El 7 de mayo de 1824 se estrenó la Novena Sinfonía en Re Menor, Op. 125 Coral, de Ludwig Van Beethoven, y para conmemorar esta fecha la Orquesta Sinfónica de México la interpretó en un concierto en el Auditorio Nacional.
Antes de iniciar, se informó al público que en la parte derecha del recinto había personas de la comunidad sorda, quienes estaban disfrutando de la música con la ayuda de chalecos especiales, con los cuales sentían las vibraciones.
Para darles la bienvenida a este concierto, que reunió a 9 mil 700 asistentes, se solicitó a los presentes que agitaran sus manos en el aire, para brindarles el llamado “aplauso sordo”.
El Maestro Rodrigo Macías fue el encargado de dirigir a los casi 80 músicos en escena. El programa inició con la obertura Egmont (un fragmento de la ópera homónima de Johann Wolfgang Von Goethe, y compuesto por Beethoven que data de 1809) y Las Danzas Polovtsianas, perteneciente a la ópera El Príncipe Ígor de Aleksandr Borodín, estrenada en 1890.
Tras un breve intermedio, comenzó la Novena Sinfonía, que desde el 2001 forma parte del Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO. El conductor aprovechó la oportunidad para reconocer el valor cultural que tiene esta obra.
“Transformó la historia de la música, pero cambió a la sociedad y al mundo, nos enseñó y nos sigue enseñando más lecciones más importantes de la vida. El mensaje que mes queremos dar hoy es de paz, de tolerancia y entendimiento”, expuso.
Los músicos estuvieron acompañados por un coro de 80 voces, conformado por cantantes pertenecientes a los coros Gradus ad parnassum, el Coro del Colegio Alemán y el Coro de la Universidad Anáhuac.