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Maty Huitrón debutó en “una de las peores obras de teatro montadas en México”, según reseñó la prensa de la época; se trataba de Yo Colón, protagonizada por Mario Moreno Cantinflas, y con la cual se inauguró el Teatro Insurgentes el 30 de abril de 1953.
Al parecer, Cantinflas intentó convertirse en cómico político e improvisó en la trama algunos golpes en contra de los funcionarios del saliente gobierno alemanista. Todos los críticos se lo acabaron, y se llevaron entre las patas a la jovencita que lo acompañaba que, afirmaron “no era actriz, ni cantante, ni vedette, ni nada”.
A pesar de ese descalabro inicial, ese mismo año de 1953, Maty se convirtió en un ícono de la Ciudad de México que hasta la fecha es reconocida tanto en México como en el extranjero.
Esto, gracias a una imagen en la que seis hombres concentran su mirada en una mujer que, con un vestido ajustado y zapatillas, camina sobre la calle Madero, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
La belleza de su rostro, su cabellera rizada, su delineada figura, cadera amplia y diminuta cintura llamaron la atención de esos caballeros, detalle captado por el fotoperiodista Nacho López (1923-1986).
La fotografía se titula: Cuando una mujer guapa parte plaza en Madero y su protagonista es la recién fallecida Huitrón, actriz y modelo que durante muchos años fue presidenta de la Casa del Actor en México.
Aunque se dieron a conocer otras cinco fotografías en momentos similares y con ella portando el mismo atuendo, la revista Siempre eligió esa para publicarla en 1953.
La hoy imagen icónica de la cultura mexicana fue inmortalizada en el libro “A ustedes les consta”, de Carlos Monsiváis (1938-2010).
El célebre escritor la definió como aquella que capta a una Ciudad de México “fantasmal, gris, brillante, regocijada y regocijante, célebre en su anonimato, dividible en barrios y en calles, parrandera, libidinosa, chambeadora, bravera, holgazana, ritual, anárquica”.
La sesión
Respecto al desarrollo de la secuencia Maty Huitrón relató alguna vez que Nacho López se ubicó en lugares estratégicos y la siguió a pie para captar las reacciones y miradas lascivas del macho mexicano.
Recordó que el fotoperiodista le pidió que caminara hacia el mercado mientras él iba a comprar unos rollos que se le habían olvidado. Entonces, a sabiendas de que ella sería foco de las miradas, López aprovechó para presionar varias veces el obturador.
Fueron dos horas de trabajo y al finalizar Maty Huitrón, que en aquel entonces se hacía llamar con su nombre real de Martina Guitrón Porto, le dijo: “Oye Nacho, no te mides. No sabes todo lo que me dijeron”.
Después reconoció que el artista de la lente la había inmortalizado sin quitarse prenda ni maquillarse en exceso y sin pretender ser una imagen de lo femenino.
“Él sólo me dijo que quería hacer un reportaje sobre una actriz y nunca pensé que esto me llevaría a ser conocida en todo el mundo”, relató Huitrón.
“De hecho esas fotos me las tomó un mes de enero. A 30 años de la muerte de Nacho López, (en el 2016) el INBA me pidió permiso para exponer en las principales salas del Palacio de Bellas Artes todas las fotos que me tomó”, puntualizó en aquel momento la actriz quien recordó que fue una la que ganó premios internacionales, “pero en realidad son seis fotos”.
El Patrimonio
De acuerdo con la Asociación Nacional de Actores (ANDA), en 1957 la UNESCO premió a “Cuando una mujer guapa parte plaza por Madero” y fue exhibida en los Metros de París, Francia y Múnich, Alemania.
En 2000 la imagen fue considerada como una de las mejores del siglo XX, por lo que el Servicio Postal Mexicano y el Conaculta emitieron un timbre postal con la fotografía.
La cancelación de ese timbre se llevó a cabo en el Museo de la Filatelia, en la ciudad de Oaxaca. Los negativos del reportaje sobre Maty Huitrón se encuentran en el Museo de Antropología e Historia, por considerarse patrimonio de la nación.
Además, la hoy icónica imagen de la cultura mexicana fue inmortalizada en el libro A ustedes les consta, de Carlos Monsiváis (1938-2010).
El célebre escritor la definió como aquella que capta a una Ciudad de México “fantasmal, gris, brillante, regocijada y regocijante, célebre en su anonimato, dividible en barrios y en calles, parrandera, libidinosa, chambeadora, bravera, holgazana, ritual, anárquica”.
En junio de 2016 Cuando una mujer guapa parte plaza en Madero se exhibió en el Palacio de Bellas Artes de esta ciudad junto con otras 234 impresiones de Nacho López, entre ellas, Penitenciaría Lecumberri (1950) y La Venus se fue de juerga.
El fotógrafo
Ignacio López Bocanegra, Nacho López, nacido en Tampico, Tamaulipas, en 1923, es considerado como uno de los pilares del fotoperiodismo mexicano, creador de los “fotoensayos” que publicaba semanalmente en diversas revistas de la época.
Interesado en la fotografía desde muy joven, estudió en el Instituto de Artes y Ciencias Cinematográficas de 1945 a 1947; y siempre agradeció a Manuel Álvarez Bravo que le enseñará a rechazar el uso de la fotografía para crear una identidad mexicana más unificada, típico de los fotógrafos mexicanos de la época.
Sus famosos “fotoensayos”, como el titulado Cuando una mujer guapa parte plaza en Madero protagonizado por la joven actriz Maty Huitron, eran sesiones fotográficas organizadas por él mismo con el objetivo de capturar las reacciones de quienes los presenciaban.
La ciudad de México ofrece cada nuevo día poliedros insospechados; aceptarla como es, aunque renegando de ella, ha sido y es uno de mis tantos amores fotográficos
A Nacho López le gustaba la crítica social, algo que se deja ver en sus trabajos de la época que se centran en retratar la vida cotidiana, los aspectos negativos del desarrollo económico del país y las afirmaciones oficiales de una identidad mexicana unificada. Además de las calles del Centro Histórico, bailarines, máscaras y carnavales, así como huelgas de maestros, e indígenas huicholes y coras. Muchas de sus fotografías fueron y son usadas por la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Impartió técnicas fotográficas en la Universidad Central de Venezuela , donde también tuvo su primera exposición importante en 1948.
Siempre quiso ser director y productor de cine y utilizó su experiencia en el fotoperiodista para concretar sus ideas para guiones; a partir de 1957 realizó varios documentales y comerciales ganadores de premios y, en 1972, la cinta Los hombres cultos. También fue el camarógrafo del corto Todos somos mexicanos, patrocinada por el Instituto Nacional Indigenista.
Para principios de los 70 regresó a la fotografía, no al fotoperiodismo, manteniéndose en activo y consolidándose como una influencia para las generaciones de foto periodistas que lo sucedieron. Falleció en la Ciudad de México en 1986, dejando una colección de aproximadamente 33 mil imágenes que integran el Fondo Nacho López de la Fototeca Nacional de México.
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