Sus papeles de Esmeralda o de la reina de Saba elevaron a la categoría de icono sexual a la actriz italiana Gina Lollobrigida, fallecida este lunes a los 95 años, una belleza mítica que lamentaba no haber encontrado a su alma gemela.
Luigina Lollobrigida nació el 4 de julio de 1927 en el pueblo de Subiaco, Italia, en el seno de una familia humilde que más tarde se trasladó a Roma. Estudió en la escuela de Bellas Artes y adoraba el dibujo y la escultura, y dio sus primeros pasos en el cine un poco por azar. "Yo no quería ser actriz sino artista.
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Era figurante únicamente para llevar dinero a casa. Más tarde me ofrecieron un verdadero papel. No era eso lo que yo quería. Pensé: 'voy y les pido la luna, un millón'. Me lo dieron y empecé a hacer cine", contó a Vanity Fair Italia en 2007.
Alcanzó la fama en 1952 con Fanfan, el invencible, de Christian-Jaque. Tras ese papel, esta actriz morena, de silueta voluptuosa y mirada ardiente, actuó en Beldades nocturnas, de René Clair, en 1952, y en Pan, amor y fantasía, de Luigi Comencini, en 1953.
Gina Lollobrigida trabajó con Frank Sinatra, Sean Connery, Marcelo Mastroianni o Yul Brynner. Pero también con Humphrey Bogart, en La burla del diablo (1954) y con Anthony Queen en Nuestra Señora de París, de Jean Delannoy, en 1956, filme en el que encarnó a Esmeralda.
Estuvo rodando en Estados Unidos hasta 1962 y luego regresó a Italia. Desde entonces, trabajó de forma ocasional para el cine y la televisión, y apareció en algunas películas de los años 1990, como XXL, de Ariel Zeitoun (con Gérard Depardieu) o Las cien y una noches, de Agnès Varda.
Su verdadera pasión
Su aura nunca se apagó, y prueba de ello es que en una subasta de sus joyas celebrada en 2013 se alcanzaron precios astronómicos: unos aretes de perlas fueron vendidos por 2,39 millones de dólares, superando un récord anterior establecido por joyas parecidas de Elizabeth Taylor.
Pero, entretanto, la italiana se había vuelto a volcar en sus primeros amores artísticos, la fotografía y la escultura, a la que se dedicó completamente a principios de los años 1980.
"Siempre he preferido la escultura. Me entregué al cine y no me arrepiento, pero cuando el cine cambió, decidí recuperar mi pasión", confió la estrella durante la inauguración de su primera exposición en París, que también fue llevada a Moscú y Venecia.
Gina esculpía sobre todo personajes, muy a menudo mujeres que se parecían a ella en sus principales papeles. ¿Su único pesar? No "haber encontrado nunca a [su] alma gemela" y haber conocido únicamente amores "no correspondidos", declaró a Vanity Fair en 2007.
En 1969, Gina Lollobrigida se divorció de Milko Skofic, el médico con quien se había casado en 1949 y con quien tuvo su único hijo, Milko Jr, que a su vez le dio un nieto.
En 2006, a los 79 años, la artista causó gran revuelo al anunciar que se iba a casar con el empresario español Javier Rigau Ràfols, 34 años menor que ella. Pero la pareja se separó en medio de pleitos y batallas de abogados meses después.
Durante un programa de televisión emitido en noviembre de 2017 reveló, con pudor y dignidad, que sufrió dos agresiones sexuales durante su juventud, algo que "se queda dentro de ti y marca tu carácter", aseguró.
La actriz que participó en más de 60 filmes, había sido operada en septiembre tras haberse fracturado el fémur por una caída en su domicilio.
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Muy joven entró a los estudios de cine romanos de Cinecittà para interpretar pequeños papeles y fue descubierta por el millonario productor estadounidense Howard Hughes.
Su físico, su personalidad, sus amores, la convirtieron en una de las grandes divas junto con Sofia Loren. "Italia llora a Gina Lollobrigida", escribió el diario Il Messaggero, al recordar su larga carrera como uno de los símbolos del cine italiano gracias a su papeles de mujer determinada del pueblo.