Desde sus inicios en los años 60, cuando se presentaba en escenarios universitarios y centros culturales, el cantante Guillermo Briseño ha estado convencido de que el espíritu contestatario del rock es el vehículo perfecto para hacer pensar a la sociedad.

El haber colaborado en el grupo Cosa Nostra, y compartido el micrófono con artistas como Sabo Romo, León Chávez Texeiro, o Eugenia León, lo ha llevado a darse cuenta que ese sentimiento lo comparte con varios de sus colegas músicos, a quienes califica como “parte del universo de los intelectuales”.

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Por ello se siente comprometido con las futuras generaciones de artistas, y con aquellos que acuden a su Escuela de Música del Rock a la Palabra, en invitarlos a mantener viva esta esencia del rock que lo ha convertido en un género que acompaña las luchas sociales.

“Sólo se puede lograr si uno está informado y tiene la capacidad de ver que la sociedad actual está conformada de una manera injusta, que no es equilibrada ni democrática, y tampoco respetuosa de los demás. No hay techo ni trabajo para todos, tampoco información y educación verdadera”, dijo en entrevista con El Sol de México.

El intérprete de Túnel 29 reconoce que los jóvenes interesados en las luchas sociales, y especialmente aquellos que se involucran de forma activa, siempre han sido una minoría, pero es labor de quienes los forman despertar en ellos el interés por la crítica.

“Hay una parte de la población joven que sí está interesada, porque creció educada por los mayores que participaron en ese esfuerzo por lograr que este país sea más justo. También hay unos que están criados en la indolencia, en la comodidad de buscar sobrevivir, y si lo resuelvo, ya con eso estoy bien”, comenta.

NAVEGANDO ENTRE VERSOS

Además de la música Guillermo ha dedicado parte de su vida a escribir. Este gusto por la literatura ha derivado en cinco libros de poemas, en los que plasma una faceta más personal.

A través de su más reciente libro, titulado Música dicha, silencio intacto y otros elogios, lleva al lector a un viaje donde aborda temas como el amor a su hijo y las reflexiones que llegan al culminar de la vida.

“Son poemas escritos a lo largo de una gran cantidad de tiempo, algunos de los fragmentos del libro son escritos en lapsos prolongados de meses, pero todo el contenido va desde el principio hasta el fin”, compartió.

Convencido de que el arte de escribir y el de componer nacieron juntos, considera a éste último un complemento del primero, que permite al artista expresar los mensajes de manera más suave.

“La literatura, la música y la poesía están muy cerca. La literatura también son sugerencias a las narraciones, como lo que hacían los juglares en vez de contar las noticias. Todo eso tiene mucho que ver, es una manera de ponerlo más sabroso. Si te lo digo cantando es más fácil que si te lo digo derecho”, finalizó.