Intensamente | Lucía Méndez sigue pensando en los ochenta

La actriz, un símbolo para la Generación X, da un paseo por las diferentes fases de su carrera, que incluyen la música ranchera, el pop y telenovelas que marcaron una época y que todavía hoy se transmiten

Alejandro Castro | El Sol de México

  · martes 16 de junio de 2020

Foto Roberto Hernández | El Sol de México

Durante las casi cinco décadas de carrera que tiene Lucía Méndez, la cantante y actriz ha cosechado todo tipo de espectadores: desde los babyboomers que morían por su belleza impresionante a partir de que la nombraron “El Rostro de El Heraldo” en 1972, hasta los aficionados a sus canciones rancheras, y claro, los que la siguen por películas como Los hijos de Sánchez, Más negro que la noche, La ilegal o Los renglones torcidos de Dios. En cuanto iniciamos la charla, Lucía se apresura a decir que acaba de volver a grabar una nueva versión de “Un alma en pena”, el tema promocional de la telenovela El extraño retorno de Diana Salazar.

“La idea salió porque se está repitiendo por el canal de telenovelas y gracias a Dios con gran éxito. Es prácticamente el rating más alto ahorita de ese canal… La ha recibido maravillosamente la gente, y aún más, le favoreció la pandemia, entonces decidimos volverla a grabar con el productor Jordi Bachbush, y también ha tenido mucha aceptación… Estamos muy contentos porque se compaginó la telenovela con la canción y mira, tenía 30 años de que no veían esa novela y volvió a pegar”.

--Esa telenovela fue un fenómeno comercial. No creo que haya mexicano que no ubique tu imagen con los ojos amarillos--, le dice el reportero.

--Sí, mundialmente, en todos lados. Imagínate, fue una novela en la que el personaje tiene poderes, totalmente diferente; es la telenovela que más ha roto esquemas en la historia de este género, y realmente fue un equipo maravilloso, de Carlos Téllez, Carlos Olmos, un reparto increíble, entonces de alguna forma para mí Diana Salazar es algo muy especial…

--Apuesto a que muchos aún te dicen “Diana Salazar” por ahí.

--Se refieren a mí como Diana Salazar, como Colorina, como Viviana… Siempre tuve la oportunidad de que me nombraran como el personaje de la telenovela del momento, no me quedé solo con un personaje, iba cambiando, me iba desdoblando y afortunadamente a la gente le gustaba, no solamente en las telenovelas, sino también en películas como La ilegal, con Arturo Ripstein; Los hijos de Sánchez, donde trabajé con Anthony Quinn, o Más negro que la noche con Taboada… La gente me ha permitido ser versátil.

Lucía comienza a contarnos cómo fueron sus inicios en la música, y más concretamente en las rancheras:

Juan Gabriel me dijo: Ve a Siempre en Domingo, canta con este sentimiento… y tendrás un éxito

“Todo comenzó por una decepción amorosa, después de que Valentín Trujillo se me casara con otra, siendo aún mi novio. Él me había dicho: ‘Si no te casas conmigo, yo me caso… y se casó’. Fui llorando con mi amigo Juan Gabriel, a decirle, bañada en lágrimas: ‘Compadre, ese desgraciado se casó…’ Entonces agarró la guitarra y comenzó a componer “Siempre estoy pensando en ti”… Yo me quedé paralizada al ver su ingenio, su talento… Cuando la terminó, me dijo: “Ve al programa Siempre en Domingo y cántala con este sentimiento que tienes ahorita. Cántala así, con mucho sentimiento, y vas a tener un éxito. Efectivamente, llegué al programa, la canté con un gran dolor… y vendió un millón de copias. Posteriormente grabé “¿Por qué me haces llorar?”, que también pegó… Canté muchas, muchas canciones en ranchero, varios discos, y me fue de maravilla…

Pero ese sería solo el inicio. Luego de lanzar el disco con la música de la teleserie Viviana (1978) –en el que aparece como corista una tal Cecilia Toussaint–, la artista está lista para llegar a la década de los ochentas, rodeada de gente muy experimentada.

Y finalmente, llegamos al pop

El director musical Fernando Hernández fue quien tuvo la visión de llevar a Lucía Méndez a otros terrenos musicales, y comenzó por conseguirle al productor y compositor Camilo Sesto.

“Mi gran director fue Fernando Hernández, él es mi inventor, y el que me dijo: “Ya intentaste con ranchero y triunfaste, ahora vamos a intentarle por este lado”; él fue quien me fue dirigiendo en todo… tuve mucha suerte en tenerlo a él”.

Así, Lucía lanza en 1982 Cerca de ti, su primer disco pop en toda forma, en el que tanto la producción como prácticamente todos los temas son de Camilo Sesto, y del que se desprenden un puñado de éxitos, además de su primera grabación en inglés “Don't tell my mama”.

Pero el productor español no venía solo, sino acompañado de un equipo de gente experimentada que le ayudaría a redondear estas grabaciones; músicos como el guitarrista español Joaquín Torres e ingenieros como Trevor Hallesy, quien ha estado en las consolas de grabación de cientos de discos, desde Mötorhead hasta The Plasmatics, además del propio Sesto.

“Camilo Sesto reunió a lo mejor de lo mejor, era un hombre sumamente detallista, perfeccionista y exigente que le dio un sonido muy especial a mi música, de primera línea”, recuerda.

Enamorada… de la moda juvenil

A principios de los ochentas, el mundo experimentaba la transición del post punk al new wave, en la que muchos artistas iban redondeando sus propuestas y dándoles una producción más pop. Así iniciaba la llamada edad de oro del pop ochentero, que en la radio anglo eran dominada por Wham!, Madonna o Duran Duran, y que en los países de habla hispana tenía a representantes como Mecano, Alaska y Dinarama o Radio Futura.

Muchos cantantes mexicanos, entre ellos Lucía Méndez, comenzaron a tener el apoyo de los mismos productores y arreglistas que les ayudaran a conseguir ese sonido comercial e infalible que los pusiera a tono con el sonido de moda.

El siguiente personaje clave en esta historia es Honorio Herrero, músico y productor español que a principios de la década estaba trabajando con grupos españoles de rock como Los Zombies, Las Chinas, Ejecutivos Agresivos… y Radio Futura, a quienes les produjo su disco debut, Música moderna.

Herrero sería precisamente el encargado de producir y componer los siguientes tres discos de Lucía: Enamorada, Solo una mujer y Te quiero, de los cuales se desprenderían decenas de éxitos pop, hasta que en 1986, esa batuta es tomada por Rafael Pérez Botija, el autor de innumerables hits de Mocedades, José José y Rocío Durcal.

El disco grabado con Pérez Botija es Castígame, grabado y mezclado por gente como Ian Eales (quien tiene en su currículum grabar a artistas como Dionne Warrick, Al Jarreau y Bryan Ferry, entre muchos otros).

Del proceso de preparación de aquel disco, Lucía recuerda: “Creo que Pérez Botija es una de las personas más exigentes que he conocido en mi vida… Ian era muy abierto y muy extrovertido; se ponía muy de acuerdo con Pérez Botija en todos los detalles… todo lo que producen es exageradamente perfeccionista, y eso me dio un gran sonido, quizá un sonido muy adelantado, que algunos tenían miedo de que no fuera a pegar… pero pegaron mucho “Castígame” y “Yo no sé quererte más”.

Yo escuchaba a The Beatles… prácticamente era como una fan, todo el día los estaba oyendo

--¿Y tú qué escuchabas en esa época Lucía?

--Yo escuchaba a The Beatles. Ya ves que han tenido sus etapas entre varias generaciones. A mí me gustaban mucho, prácticamente era como una fan, todo el día los estaba oyendo… Me gustaba mucho su sonido, porque tenían algo espiritual que te levantaba cuando los oías, no solamente era la música, pasaba algo dentro de ti, y yo creo que esa era la magia de The Beatles.

--También has tenido algunas colaboraciones con cantantes internacionales, como Barry Manilow o Umberto Tozzi.

--Sí, cuando hice el disco de versiones en italiano se incluyó “No digas sí, no digas no” a dueto con Umberto… Con ese disco estuvimos en el tercer lugar del top ten, junto con Beyoncé y Madonna… Yo no lo podía creer, le decía a mi productor ¡Pellízqueme!, pero fue porque gustó mucho “Cuore di pietra” (“Corazón de piedra”)… Fue maravilloso para mí oír su voz junto a la mía… haber grabado con este monstruo italiano fue algo único y sensacional en mi discografía.

--Mucho se habla de que durante los ochentas los artistas mainstream vivieron la verdadera vida loca. ¿Te tocó a ti también?

--No… yo no me relacioné con ese ambiente tanto… No podía reventarme, porque tenía Colorina, además de palenques, cine, discos… No tenía mucho tiempo de reventarme, aunque sí me iba a las discotecas los fines de semana y era increíble todo: la música, Acapulco, que era el paraíso... Pero en realidad no pude ser muy reventada, porque tenía mucho trabajo.

Tras el éxito de “Un alma en pena” (1988) Lucía comenzó a probar suerte con otros estilos musicales que la llevarían a otros lados, desde la bohemia hasta la música electrónica, pero esos pasajes los dejaremos para otro momento y otras páginas.


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