Madame X es una mujer inquieta en busca de amor, pero también de piedad y justicia. Madame X es una activista social y a su vez una bailarina de ballet y una visitante del futuro. Pero sobretodo es una viajera. Y Madame X es Madonna, que a través de este personaje que nombra su nuevo disco hace una travesía musical, espacial y emocional.
Se trata del decimocuarto disco en la discografía de la Reina del Pop. Un álbum que explora las múltiples facetas donde se ha sumergido en los 37 años de carrera que este año celebra. Probablemente su disco menos integrado y más diverso, donde bien puede escucharse un pop latino y un reguetón como un funk noventero y un sampleo de El Cascanueces de Tchaikovsky.
Este álbum es literalmente un viaje alrededor del mundo, inspirado mayormente en su vida en Lisboa durante los últimos años y que plasma en canciones como Killers who are partying, Crazy o Extreme occident, que incluyen fragmentos cantados en portugués y que se suman a Faz gostoso, un dueto con la brasileña Anitta que destaca por su empoderamiento femenino, o hasta Batuka, que combina con algunos elementos africanos.
Como es costumbre en sus discos, las canciones de protesta o con un llamado de atención a la realidad social del mundo no pueden faltar. “Wake up. Wake up. (Despierta. Despierta)”, repite constantemente la cantante al final de God control, una crítica a la iglesia que a su vez es un recorrido por su propia carrera, comenzando con un góspel muy a su clásico Like a prayer y concluyendo con una fiesta noventera en la pista de baile que recuerda sus etapas de Ray of light o Confessions on a dance floor.
Este experimento se repite en I don't search I find, donde Madonna recuerda las discotecas de los años noventa y transporta casi de inmediato a sus trabajos de principio de este siglo, lo cual no es gratuito pues ambos temas fueron producidos por Mirwais, con quien trabajó en Music, American life y Confessions on a dance floor, discos que le valieron grandes críticas.
Madame X es quizá el mayor reto en la carrera de Madonna, pues su promoción resulta ser su peor enemigo. Es la primera vez que ninguno de los sencillos estrenados entra en la lista de Billboard, lo cual no habla de una falta de creatividad, sino de una mala estrategia para presentar este álbum pues, en comparación con el resto del álbum, las canciones lanzadas resultan las más simples.
Medellín junto a Maluma, no gustó a la mayoría del público y fue olvidada casi de inmediato. Crave, en colaboración con Swae Lee, tuvo un video promocional que no supera aún los 3 millones de reproducciones. I Rise sólo cautivó a los fans más fieles; mientras que Future no pasó la prueba comercial a pesar de su presentación en vivo en Eurovision y de contar con Quavo, rapero debutante que ha trabajado con Camila Cabello o Justin Bieber. Dark Ballet, su tema más reciente y quizá el más experimental en su carrera, apenas está abriéndose paso con un video de excelencia visual que integra música clásica con auto-tune.
A pesar de ello, Madame X, que será lanzado en formato físico con 13 temas y digital con 15, es uno de los discos menos convencionales en su carrera, contrastando con la simpleza lírica y de producción de sus últimos tres discos: Hard candy, MDNA y Rebel heart. Y es probablemente el más pensado para un espectáculo visual que tomará vida con la gira Madame X Tour, serie de conciertos que presentará en pequeños teatros y que debutará el 12 de septiembre en Nueva York, donde Madonna inició su carrera.