Las manos de Marina de Tavira no dejan de moverse. Ellas expresan su emoción e inquietud no sólo para platicar sobre su nueva obra teatral, Tragaluz, cuya traducción al español ella misma realizó, sino también por estar de vuelta en México luego de viajar alrededor del mundo para desfilar por las alfombras más importantes del cine gracias a su trabajo en Roma, de Alfonso Cuarón.
“Todo es como regresar a casa: México, el teatro, mi casa (La Casa del Teatro), por supuesto”, comenta la actriz que en febrero pasado fue nominada al Oscar como Mejor Actriz de Reparto. “Fue un tiempo de muchos viajes, de vivir casi en una maleta, de muchas experiencias increíbles e inolvidables”, detalla durante una entrevista con El Sol de México.
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Para la encargada de la productora Incidente Teatro, lo difícil no es regresar a México luego de esta euforia hollywoodense, “fue más complicado lo otro, acceder a un mundo que conocemos sólo porque lo vemos en el cine o la tele, que no solemos tocar. Y yo lo viví como una experiencia que tuve suerte de vivir”, confiesa.
Marina de Tavira no sólo vuelve a México y al teatro con esta producción dirigida por su tío Luis de Tavira y coprotagonizada por su esposo Rafael Sánchez Navarro, sino que también se reencuentra con sus raíces profesionales, al presentar Tragaluz en La Casa del Teatro, escuela que la vio nacer como actriz.
“Ha sido bien padre reencontrarme con este lugar, estacionarme en el mismo lugar donde lo hacía cuando era estudiante, y luego fui maestra en esta misma escuela. De pronto creo que me ha rejuvenecido, por lo menos internamente, porque para mí La Casa del Teatro es un lugar donde me fundé como actriz, como persona, donde hice las relaciones más importantes y fundamentales de mi vida, es más que una escuela, es un lugar que me describe”, dice.
Aunque este era un proyecto que tenía incluso antes de filmar Roma, esta obra escrita originalmente por el dramaturgo inglés Sir David Hare, y ganadora del Laurence Olivier como Mejor Obra del Año y del Tony por Mejor Reposición Teatral, da una continuidad al trabajo que Marina de Tavira realizó con la historia de Alfonso Cuarón.
“Tragaluz es una obra que plantea los cuestionamientos básicos de la diferencia de clases en la que toda la sociedad vive sumida. Más ahora con el tema de los migrantes en Europa, la cantidad de niños y de población que necesita ser atendida, que no tiene acceso a la educación ni a la vida misma. Esa es la obsesión de mi personaje, una mujer que decide entregarse a esa gente pero que viene de una vida de privilegios”, explica.
Para Marina de Tavira, tanto Tragaluz como Roma son dos proyectos que coinciden en las inquietudes que ha querido abordar en sus proyectos como actriz y productora. “Creo que el arte, el teatro, el cine deben de estar en función de una mejor sociedad y de un mejor mundo para todos. No creo mucho en el arte del entretenimiento, lo respeto, pero cuesta demasiado trabajo y esfuerzo como para que no sea algo que nos haga mejores a todos”, destacó.
Tras el éxito de Roma, la actriz admite que ha recibido muchas ofertas actorales que ahora analiza, “pero lo primero es descansar”, dice con un respiro. Sin embargo sabe que su interés está en seguir trabajando en México, y no exclusivamente en el extranjero. “Me gusta mucho mi vida aquí y no quiero dejar de vivir aquí. Al final todo lo que me sucedió fue por una película mexicana que habla sobre México, sobre esta ciudad, sobre nuestra gente y hay que rendirle homenaje a esto”.