El mexicano Damián Alcázar, quien encarna al capo colombiano Gilberto Rodríguez Orejuela en la serie "Narcos" de Netflix, considera que más que glorificar al crimen, las llamadas narcoseries representan una "magnífica oportunidad de retratar la cruda realidad latinoamericana".
En la tercera temporada de la serie que la plataforma de 'streaming' más grande del mundo estrena globalmente este viernes, el gran capo de la droga colombiano Pablo Escobar ha muerto, y el Cártel de Cali, comandado Rodríguez Orejuela, se convierte en el enemigo número uno de Estados Unidos.
"Creo que temas como el narcotráfico no tienen por qué evitarse, al contrario, si los llevamos a un proyecto masivo y global como el de Netflix, en otros lugares van a enterarse de que ésta es nuestra realidad", dice a la AFP el actor de 64 años, ganador de ocho premios Ariel.
"Tienen que darse cuenta (las audiencias) que no pueden voltear a ver para otro lado, porque muchísima gente está muriendo a causa de este mal sueño", explica Alcázar en referencia a los más de 180.000 muertos en México desde que el gobierno lanzó un combate militar antidrogas.
En el programa, la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) centra su atención en la organización de Orejuela, quien en la vida real fue extraditado en 2004 a Estados Unidos, donde cumple una condena de 30 años.
PREGUNTA - ¿Cambió su percepción del narcotráfico luego de participar en "Narcos"?
ALCÁZAR - Desde hace tiempo, creo que solo la legalización (de las drogas) terminará con este monstruo infame que se come a nuestra gente, a nuestros pobres, nada más a ellos, porque entre soldados y marinos, que son unos cuantos, también están jodidos. Pero los grandes, los de arriba, los que tienen la ganancia, esos no.
Creo que después de hacer la serie dije: "¡Claro, estos hombres (el Cártel de Cali) levantaron a Cali!". Cali no hubiera tenido jamás lo boyante de su economía sin estos señores porque ya parece que al gobierno le va a interesar el progreso.
P - ¿A qué atribuye la fascinación de las audiencias por temas como la corrupción, el narco y la pobreza?
A - En muchos casos a que hay sociedades que no la sufren, o que no la tienen tan patente como nosotros los latinoamericanos.
La medida no es erradicar programas como "Narcos" o los tan polémicos narcocorridos, sino eliminar la pobreza, esa infame desolación en la que tienen sumidos a miles de mexicanos, sobre todo, en esos lugares del desierto del país, donde no hay nada.
Netflix está tomando esto, y le da la visión de la ficción, muy interesante, como producción casi cinematográfica, por eso es tan atractivo y está tan fuerte.
P - ¿Cómo cree que ha evolucionado el fenómeno del narcotráfico?
A - Es bien interesante, es la historia de este mal sueño que es el narcotráfico y que ahora está replicando acá de manera mucho más terrible que en Colombia, pero muchísimo más, porque somos más y porque tenemos muchísimos más pobres, y porque el país es un desierto absoluto y no hay nada para todos los habitantes de ahí, entonces eso no se lo van a poder quitar de ahí, nunca.
P - ¿Cómo fue la construcción de su personaje para la serie?
A - Orejuela es un hombre pacífico, prefiere corromper y comprar a la gente, y mantiene la paz entre los suyos, no quiere guerra con nadie, mucho menos con el Estado. El Cártel (de Cali) es quien pasa a ser el protagonista de la historia.
Era muy interesante ver que un hombre de negocios quiere hacer de este negocio non santo (el narcotráfico) algo bueno para la sociedad, porque él (Gilberto Rodríguez) elevó el nivel económico en Cali, con muchísimos negocios, dándole trabajo a mucha gente.
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