Llena de nostalgia, pero contenta por lo que le ha regalado la música y la vida, la cantante cubana Omara Portuondo, a sus 92 años, ha decidido despedirse, con una gran gira internacional, sin que esto signifique que dejará de cantar. El próximo 11 de marzo, se presentará en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris para decir adiós a los escenarios de México.
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“Ella se siente emocionada y motivada porque sabe que aún tiene la voz, y porque su salud aún le brinda posibilidades para realizar esta gira, no para terminar su vida, sino para consagrar todas las canciones que siempre cantó con tanto amor”, comenta desde Cuba Ariel Jiménez Portuondo, hijo y representante de la cantante, en entrevista telefónica con El Sol de México.
Con esta gira llamada Vida, que comenzó el año pasado, Omara, se presentará en varios países de América, Asía y Europa, para entregar en cada una de sus presentaciones un recorrido por los momentos musicales más importantes de su carrera.
“La respuesta del público, como siempre, ha sido muy bonita, llena de nostalgia, han sido muy calurosos. Omara tiene un público muy amplio por lo que la han ido a ver desde adultos hasta niños. La música que ustedes van a escuchar es, sobre todo, de la época del filin parte de boleros y canciones que hace mucho no cantaba, así como clásicos, entre ellos Veinte años.
“Hemos querido enfocarnos más en el filin porque aquí en la Isla (de Cuba) en la década de los 50 fue lo que más hizo, tanto que la llamaron La novia del filin, y porque no sólo cantó son, como fue con el Buena Vista Social Club”, explica el productor musical, quien adelanta que Omara tiene preparado el lanzamiento de un nuevo álbum homónimo que se presentará después de la gira.
Sobre el sentimiento que le provoca a Omara Portuondo despedirse de México, su hijo declara: “Ella ha tenido siempre una relación muy estrecha con México, porque siempre la han recibido con los brazos abiertos, se presentó varias veces en los años cuarenta y cincuenta. Para ella México es como su segunda casa, por lo que se despedirá con mucho cariño, con mucho amor y respeto. Es un país al que siempre le ha honrado presentar su música”.
Omara nació el 29 de octubre de 1930, hija del beisbolista Bartolo Portuondo y de Esperanza Peláez, quien provenía de una familia de ascendencia española y de abolengo, pero a la que abandonó por amor. De ellos, Omara recibió sus primeras lecciones no formales de canto.
Quiere que la recuerden por su música y como la persona sencilla que siempre ha sido
Tras incursionar en la danza con su hermana, en el famoso cabaret cubano Tropicana, comenzó a cantar jazz junto a César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez y el pianista Frank Emilio Flynn. Cuando debutó en el radio, el locutor Manolo Ortega la presentó como Omara Brown, La Novia del filin.
Con su hermana Haydée Portuondo, Elena Burke y Moraima Secada formaron un cuarteto femenino que las llevó a realizar presentaciones por todo el continente, compartiendo escenarios con Édith Piaf, Pedro Vargas, Rita Montaner, Benny Moré y hasta Nat King Cole.
Como solista también colaboró con Duke Ellington, con quien lanzó un disco de jazz y música cubana; y formó parte de la Orquesta Aragón.
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Al mirar atrás y ver todo lo vivido, Omara se siente feliz y quiere que su principal legado sea su música. “Ella quiere que la recuerden por su música, como la persona sencilla que siempre ha sido. Está muy agradecida con la vida por darle la oportunidad de que la gente la conociera y de mantenerse así, viva. Su legado es su música que es parte de la cultura”.