Transcurren los años 70 y hasta mediados de la siguiente década en el siglo XX. México vive un gran boom en los escenarios nocturnos, donde las llamadas “vedettes” se dejan admirar adornando sus encantos corpóreos con chaquiras y lentejuelas. Thelma Tixou es una de esas “reinas de la noche” que enloquecen a cualquiera, pero aún más a los asiduos concurrentes a los shows nocturnos.
Pronto adquiere popularidad y Raúl Velasco la presenta en su programa Siempre en domingo. La grandota, dueña de un cuerpo frondoso y espectacular, también hace cine y el teatro la acoge en su género de comedia. Los caballeros la admiran; no pocas damas la envidian por ese cuerpazo que derrama sensualidad. Era un símbolo sexual, ni duda cabe.
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Thelma Tixou llegó a nuestro país procedente de su natal Buenos Aires, Argentina, donde nació en 1944. Traía cartas de presentación nada menos que del famoso Teatro Maipo y un título concedido por el cine de su patria: La muchacha del cuerpo de oro, tal como el nombre de una de sus películas más importantes.
La actriz, cantante y bailarina abrazó la carrera artística desde muy chica, pues, alentada por su madre de origen lituano, comenzó a bailar a los 13 años de edad y a los 17 ya era considerada una primera figura del ballet, actuando en escenarios de alcurnia como el Teatro Nacional de la capital argentina y el Teatro Astral, alternando con otras figuras de relumbrón como nuestra también conocida Zulma Faiad.
“El Capri presenta hoy y todas las noches a la fabulosa Thelma Tixou”, se escuchaba el spot en la radio anunciando la actuación de la imponente vedette en aquel icónico cabaret de la Ciudad de México, donde las noches se hacían días admirando a la exuberante mujer.
Ubicado en el hotel Regis de Juárez y Balderas, destruido por el terremoto de 1985, El Capri era una de las tantas pistas nocturnas donde solía presentarse con un éxito clamoroso la fulgurante estrella argentina; otros eran El Clóset y La Copa de Champán, cuyas marquesinas anunciaban su nombre con luces multicolores.
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Thelma aportó glamour a la vida nocturna de nuestro país, pero también, como decíamos anteriormente, en su calidad de actriz participó en el cine activamente compartiendo créditos con estrellas de la comedia como Alfonso Zayas, Rafael Inclán, Lalo el Mimo y El Caballo Rojas. Sin embargo, un filme del cineasta chileno Alejandro Jodorowsky la proyectaría mundialmente en 1989: Santa sangre.
SU LLEGADA A MÉXICO
Thelma Tixou se enamoró de México desde que sintió por primera vez el cariño del público. Su éxito, además de redituarle mucho dinero, la incrustó en el corazón de los mexicanos, a tal grado que decidió radicarse en nuestro país definitivamente.
Llegó contratada para actuar 45 días en el Teatro Blanquita y, a partir de entonces, el espectáculo mexicano la hizo suya.
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También incursionó en telenovelas, siendo la primera de ellas Hasta que la muerte los separe, en 1994 a la que siguieron Salomé, 2001; Las Vías del Amor, 2002; Pablo y Andrea, 2005; Central de Abasto, 2009, y Porque el Amor Manda, 2012.
Thelma Delia Sukiennik -su nombre verdadero- realizó gran parte de su carrera artística en nuestro país, y su historia ahí queda, al lado de otras rimbombantes figuras como Olga Breeskin, Wanda Seux y la propia Zulma Faid.