Siento belleza al crear a partir de un sentimiento que no es agradable: Carlos Ballarta

El comediante de los lentes eternos reconoce que lo que menos le gusta de su profesión es el escrutinio público, aunque admite que tampoco es algo que le quite el sueño

Eduardo Bautista | El Sol de México

  · viernes 26 de noviembre de 2021

Foto: Instagram Carlos Ballarta

A Carlos Ballarta lo han cancelado desde antes que estas acciones se volvieran tendencia a través de redes sociales. El comediante ha enfrentado literalmente la suspensión de sus shows a petición de gobiernos estatales, grupos religiosos y de padres de familia.

En 2019, hizo una gira llamada Dios está muerto, el simple título le valió que en Querétaro no pudiera presentarse y en Monterrey se inició una campaña para evitar que el show se realizara.

El grupo Familias Fuertes Unidas por México realizó una petición formal para cancelar su presentación, argumentando que hacía alusión directa a actos satánicos y a usar símbolos como una cruz invertida “y por ir en contra de la familia, los valores y principios”.

Pero el comediante nunca se queda callado, a las autoridades de Querétaro les dijo: "Parece que vivimos en un estado de índole religioso, ni la pena vale pelearme con las autoridades municipales y/o estatales para que lo dejen a uno ejercer su derecho de expresión", escribió en esa época en un comunicado.

Y su reacción para el grupo de Monterrey fue a través de su cuenta de Twitter: “Va y va con todo. Nada de que se cancela. Se la van a pelar bien macizo”.

El espectáculo llegó tiempo después a la plataforma de streaming Netflix, mientras las autoridades aludidas reclamaron que no atentaban contra la libertad de expresión, sino que no se habían cumplido los requisitos pertinentes para realizar un show.

Mientras, Ballarta ya libra otra batalla, siempre desde la comedia. Como su gran ídolo Kurt Cobain, encuentra en los sentimientos o pensamientos desagradables la posibilidad de crear.

En su gira Rebelde Comodino 2021, el standupero mexicano asegura que siente un gran nivel de identificación con Kurt Cobain, cuyo espíritu artístico, dice, en ocasiones se asemeja a lo que él siente cuando crea humor.

“Siento que algunas de las cosas que yo escribo pueden interpretarse como algo feo, horrible o desagradable… Y siento que, en la fórmula en que estructuras ese sentimiento, es donde puedes encontrar lo lindo. Me identifico (con Cobain en ese sentido). Siento una belleza dentro de las ganas de crear a partir de un sentimiento que no es agradable. Es un sentimiento de una sensibilidad que no suelo practicar en mi vida diaria”, comenta Ballarta, quien siempre ha admirado la capacidad de encontrar belleza en lo siniestro.

Desde que comenzó su carrera en 2012, ha explorado el humor negro desde diferentes ángulos, aunque siempre con ese toque sarcástico que lo distingue. Ahora, debido a la pandemia y al cierre de los escenarios, incursionó en el formato del podcast, algo que suele ser muy común entre los standuperos de Estados Unidos, por ejemplo.

“Estamos haciendo productos como el formato de stand up que se maneja en Estados Unidos, donde el comediante tiene su podcast, que a la vez es el espacio donde expresa su punto de vista y su forma de pensar. En el podcast se conoce un poco más acerca del concepto detrás del comediante, es un poco a lo que estamos apostando”, afirma Ballarta.

Con casi 10 años de trayectoria, el comediante de los lentes eternos reconoce que lo que menos le gusta de su profesión es el escrutinio público, aunque admite que tampoco es algo que le quite el sueño.

Entiendo que la gente opina mucho en redes sociales, pero la verdad es que no suelo ver esos comentarios. Sin embargo, que me digan en la calle ‘tú eres esto’ o ‘tú eres aquello’, no, obviamente la gente a veces no tiene los huevos (para decírtelo)”, dice.

También explica que disfruta los dos procesos necesarios para hacer standup: la escritura y la ejecución. El primero, dice, es un ejercicio de creatividad que, en el fondo, tiene el objetivo de expresar una opinión acerca de un tema determinado. En el segundo, explica, se hace una valoración de lo que vale la pena o no decir frente al público.

“Usualmente en la ejecución terminas quedándote con menos de la mitad de lo que escribiste originalmente porque te das cuenta de cómo funciona cada audiencia. Hay puntos en común entre las audiencias, pero todas varían dependiendo de la ciudad, la condición económica o la edad. Cuando encuentras un punto en común es cuando decides dejar ese texto (en el show)”, comparte Ballarta.

“Se siente uno más vivo en la ejecución porque sientes la reacción inmediata de la gente, que es la risa. En la escritura sólo te imaginas por dónde iría la risa, pero escucharla en vivo es algo que no tiene comparación”, concluye.