El cine mexicano cuenta con una gran variedad de historias, pero no se tiene una ventana de exhibición, compartió en entrevista el director del cortometraje “Manos ajenas”, Adrián Monroy Molina.
“Al cine LGBTQ+ no le hace falta nada porque las historias están, falta más bien generar espacios para que se exhiban y también es importante generar nuevos espectadores y que sigan existiendo cineclubes donde se puedan mostrar este tipo de narrativas”, afirmó el director.
Incluso, el cineasta propone crear una ley que en cuanto a la exhibición, otorgue mayor preferencia hacia el cine nacional, por encima de los productos extranjeros.
“No se están generando esos espacios porque tenemos un monstruo gigante atrás, al norte, que no nos permite abrir cancha a nuestras narrativas”.
Su cortometraje “Manos Ajenas“, forma parte de la campaña “#EstamosDelLadoPride”, del programa “El lado pride del cine” en Cinépolis, promovido por el Festival Mix, al igual que los de sus colegas Fernanda Valadez, con “De este mundo”; “Apnea”, de Natalia Bermúdez y “Evaporado”, de Jimena Muhlia, todos con temática gay.
“Como realizadores de cine creo que es muy importante poner atención en la mirada que uno tiene, muchas veces las miradas en el cine mexicano y el cine en general respecto a distintas diversidades tienden a la explotación de diferentes figuras.
“Es fundamental para mí como realizador poner atención al entorno y estar consciente que mi mirada no es única, sino que hay muchas más”.
Su corto aborda la historia de una mujer con parálisis cerebral que decide contratar a una trabajadora sexual para concretar su primera experiencia.
“Me di a la tarea de acercarme a los trabajadores sexuales y encontré personajes muy interesantes y de ahí surge la trabajadora sexual del corto. Fui a Puente de Alvarado en la Ciudad de México a empaparme de estas narrativas”, compartió.
El corto continuará con su viaje de exhibición en países como Israel, Sudáfrica y algunos puntos de la República Mexicana.
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Paralelo a la elaboración de su tesis para titulación del Centro de Capacitación Cinematográfica, ya comenzó a desarrollar la historia de su primer largometraje. “Es un familia que se reúne por el aniversario luctuoso del hijo mayor, que era sacerdote y se van revelando las razones detrás de su muerte.
“En esta historia también incluimos un personaje trans que existe, que vive un duelo, asume el rol fundamental dentro de la historia, pero no por su sexualidad o identidad de género”, sostuvo.