Lupillo Rivera siempre había tenido curiosidad de entrar al Metro de la Ciudad de México. Y ayer lo logró y lo hizo cantando. No se subió a los vagones, pero sí a una plataforma que está en la estación San Lázaro en la línea B, frente al asombro de los curiosos que iban pasando y que escucharon una voz que lo presentaba.
Pasaban unos minutos después de las 9:30 horas de la mañana cuando de sorpresa el cantante cruzó los torniquetes del metro pagando su pasaje con una tarjeta. Entonces se dirigió a la plataforma, tomó el micrófono y empezó a cantar para los usuarios del transporte que pasaban a prisa para llegar a sus destinos.
Belinda impacta a Lupillo Rivera con sexy foto
“¡Lupiiilllooo!”, le gritaron dos mujeres de unos 60 años que se detuvieron al escucharlo para que las volteara a ver y las saludara. Frente al improvisado escenario, una mujer alzaba en sus hombros a su niño de unos seis años para ver el alboroto. El señor de traje con portafolio en mano se quedó detenido un momento para ver lo que ocurría. En menos de un minuto, unas 800 personas, según los organizadores, ya cobijaban al cantante.
“Es la primera vez que andamos en esta onda (del metro) y… sí, ¿hay mucha gente, veá?”, comentó Lupillo con una enorme sonrisa y un gesto de sorpresa a los medios de comunicación que fueron testigos de su experiencia. “Yo creo que aquí pasan para irse a la chamba, andan moviéndose de un punto a otro y creo que hay que venir a alegrarles un poco el momento”, agregó con entusiasmo.
Jessie Cervantes, conductor de Exa FM, fue quien retó al cantante a presentarse en vivo en el metro; primero porque el seis de marzo su programa Jessie Cervantes en vivo cumple tres años al aire y segundo porque hoy Lupillo Rivera cumple 48 años de edad.
Qué se baje para darle su abrazo”, respondió una señora al enterarse de la coincidencia, soltando carcajadas por doquier. Lupillo sólo sonreía. Su cara mostraba cierta incredulidad ante el recibimiento del público que le aplaudió y le gritaba para recibir sus saludos.
Los teléfonos celulares fueron los que mejor vista tuvieron, porque la mayoría de los curiosos no dudaron ni un segundo en levantarlos a lo máximo para grabar y tomar fotos en cada momento.
El público más afortunado fue el que estaba en el piso de arriba, junto al puesto de las aguas y los dulces, pues tenían una vista privilegiada como si estuvieran en un palco en el mejor escenario de la ciudad.
“Despreciado me voy. Despreciado vilmente por ti”, cantaba Lupillo arrancando uno que otro suspiro. Las escaleras rumbo a los andenes empezaban a llenarse y los elementos de protección civil corrían a la gente que se quedó mirando para dejar libre el paso a los que caminaban con prisa.
Pero una vez que el mariachi apareció, parece que todo se inmovilizó. Lupillo Rivera cantó El rey y de inmediato los coros se escucharon. En dos minutos, el caótico centro de la estación San Lázaro, por donde pasan corriendo miles y miles de personas día con día, se volvió una especie de cantina con cantos desgarradores, aunque sin alcohol y a la luz de la mañana.
“Siempre trato de cantarle a la gente que no ha tenido la oportunidad de vernos cantar en vivo en un concierto. Así que, ¿por qué no venir a cantarles siquiera unas cuatro o cinco cancioncitas pa’ que festejen un rato?”, recalcó Lupillo a la prensa.
El cantante se echó de palomazo Me cansé de rogarle, muy al estilo de Vicente Fernández, figura a la que rendirá homenaje con un disco que lleva preparando desde hace casi seis años: “Hablando con mis carnales les dije que quería grabar este disco, de hacer este homenaje a Vicente. Y lo vamos a hacer con banda, al estilo propio de nosotros y a ver qué piensa la gente”, adelantó.
El intérprete también compartió que el viernes lanzará su nuevo disco Borracho de Primera, producción con 13 canciones que incluye Que me entierren cantando, a dúo con Jenni Rivera: “Es un tema que encontraron con la voz de mi hermana y los hijos de mi hermana nos dieron la oportunidad de grabar a dueto esa canción y la gente poco a poco la ha adoptado con éxito”.
Tras casi 30 minutos de canciones, apapachos, gritos y sobre todo sorpresas, Lupillo agradeció a los asistentes y se marchó. “¡Te queremos, Lupillo!”, se oyó desde lo lejos. Apenas dos minutos después de su despedida, los pasillos del metro se liberaron y volvieron a la normalidad.