VALLADOLID. La actriz española Paz Vega presentó en la 69ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), su ópera prima “Rita”, una historia de violencia de género contada a través de los ojos de una niña, en Sección Oficial fuera de concurso.
Con este proyecto, la realizadora y guionista enfrenta un ambicioso reto, que incluye interpretar y dirigir a la vez, trabajar con niños y reflejar en la película un tema muy sensible, pero ha aprendido que no volverá a ponerse delante y detrás de una cámara a la vez.
“Reconozco que es la parte que menos he disfrutado”, reconoció la actriz, que ha participado en películas como “Lucía y el sexo” (Goya a la mejor actriz revelación), “Solo mía” o “Carmen” y anunció que ya tiene el guion de su siguiente proyecto como realizadora. “Disfruto interpretando, pero lo que más ilusión me haría en este momento es poder dedicarme a escribir y a dirigir con una continuidad lógica que me permita vivir”, dijo.
“Rita” es un drama que transporta al espectador a un barrio obrero sevillano en 1984, donde una niña de siete años sueña con construir una casa junto al mar para su madre, que presiente una triste realidad fuera de campo, la que sufre su madre en silencio.
“La película no es biográfica con respecto al tema de la violencia, pero sí que las imágenes que he construido son imágenes que yo he vivido, la Sevilla que yo ubico, esa familia, esa casa, ese edificio, ese patio de vecinos, eso sí que en guion estaba ya apuntado y he intentado ser fiel a esas imágenes que tenía desde pequeña; yo fui niña con 7 años en 1984 y he intentado dotar de realismo, me he ido a mi propia infancia”, señaló.
A partir del filme, la actriz andaluza lanzó un mensaje: “la pelota para acabar con la violencia de género está en el tejado de ellos, no en nosotras” y subrayó que la película es un homenaje a las madres que sacrificaron todo por sus hijos y que no tuvieron otra opción de vida.
“Somos las mujeres que somos, y estamos viviendo la realidad que vivimos, porque tuvimos unas madres que, aunque ellas no lo pudieron vivir, nos dijeron: ‘estudia, no dependas de nadie, sé libre’”.
La realizadora hizo hincapié en que “yo quería contar esta historia desde un lugar luminoso, desde un lugar bonito, no he querido nunca entrar en el morbo, ni retratar la tragedia per se, tal cual, prefería quedarme con la mirada de los niños, con su inocencia, con ese sentimiento de esperanza, porque lo hay, si no, no estuviéramos aquí”.
Agregó que “hay que tener esperanza, pero como decía Mary Poppins, la medicina con una cucharada de azúcar entra mejor y aquí sí hay medicina, sí hay crítica, pero el lugar desde donde lo quería yo expresar, un lugar lleno de amor, lleno de luz, pese a todo, por eso quizás lo que a algunos espectadores les queda después de ver la película es esa mirada, esos juegos de los niños”.
La experiencia como actriz de Paz Vega, quien ha trabajado con directores de la talla de Julio Medem, Pedro Almodóvar, Vicente Aranda, Ray Loriga, Manolo Caro y Manuel Gómez Pereira, entre otros, le hizo sentirse preparada para dirigir y para crear un buen ambiente en el set de rodaje, algo especialmente importante a la hora de trabajar con niños.
Como han reconocido tres de los niños, desde la protagonista, Sofía Allepuz, a sus compañeros Alejandro Escamilla y Daniel Navarro, para los que ha sido su primera experiencia en el cine, el rodaje fue para ellos como un juego y un lugar en el que aprender y hacer amigos. En este sentido, Roberto Álamo, quien interpreta al padre de “Rita”, reconoció la dificultad de realizar un trabajo con la alta intensidad dramática que presenta su papel y, durante las pausas de rodaje, convertirse en un payaso para entretener a los niños.
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Los productores Gonzalo Bendala y Marta Velasco han admitido su sorpresa por la profesionalidad de actores tan jóvenes, así como cuando Paz Vega les presentó un guion de solo 60 páginas, convencida de que no necesitaba más escenas que rodar y que, por su experiencia, se descartaban en la sala de montaje. “Nos llamó la atención su gran seguridad”, compartió Bendala.
Respecto al rodaje con niños, Paz Vega ha admitido que le hubiera gustado haber podido rodar sentada detrás del combo viendo la imagen de la toma, pero que sabía que tenía que estar junto a los niños, dirigiéndoles con pequeñas indicaciones porque quería contar la historia desde su mirada y su inocencia.