Nacido en la Ciudad de México en enero de 1976, Rafael es comentarista de cine, música y televisión para la cadena TNT, en donde ha cubierto los festivales de cine más importantes y las premiaciones como el Óscar, el cual ha narrado en 23 ocasiones. Lleva 24 años en los medios de comunicación, pasando por tele, radio y prensa escrita. Actualmente reside en España junto con su familia. Es bajista de la banda madrileña Gigante Derry.
¿El principal rasgo de tu carácter?
Creo que la nobleza. No suelo actuar con dolo. Me cuesta trabajo ofender o maltratar a alguien. No es que sea un pan de dios, es que simplemente no me cabe ser mal rollo.
¿Cuál es tu idea de la felicidad perfecta?
No estoy seguro de que eso exista. Se pueden alcanzar momentos máximos de plenitud pero estos dependerán de lo que estés viviendo y las circunstancias. Serán además momentos finitos. No existe esa felicidad perfecta infinita e inagotable, como tampoco existe la tristeza dentro de ese marco. Pero si acaso necesitara ubicar esa felicidad, no puedo pensar en otra cosa que no sea mi familia.
¿El rasgo que más te desagrada de ti mismo?
A veces soy duro conmigo mismo. Soy el peor de mis críticos. Lo digo en serio, es un tema que ha salido incluso en mi terapia y que el psicólogo me pedía aflojarme la cuerda a mí mismo. Me gustaría ser más desprendido.
¿Y el que más te desagrada de los demás?
Me gusta la gente amable pero honesta. No necesito buenos tratos si por detrás vendrán las puñaladas, pero cuando son honestas y el rollo es cordial, es incomparable.
¿Tu gran miedo?
La muerte, la soledad y el abandono; sobre todo de uno mismo.
¿Cuál es tu estado de ánimo actual?
Podría estar mejor, pero también peor. En este momento voy navegando aguas calmadas. Estoy pasando algunas incertidumbres y a veces llevo mal eso. Soy un poco más metódico y me gusta tener certezas. Aún cuando son negativas o inconvenientes, pero las monedas en el aire no me encantan. Prefiero el sonido contra el cemento y saber si es águila o sol.
¿Cuál es tu mayor extravagancia?
No creo serlo tanto. Me cuesta pensar el algo. Tendré mis manías, pero no considero que sean extravagancias. Puedo señalar que tengo algunas colecciones raras. Libros de la guerra civil española, carcachas a escala y plumas fuente. No soporto escribir con plumas atómicas. Siempre usé pluma fuente, aprendí a escribir así. Supongo que de ahí viene.
¿Cuál es la virtud más sobrevalorada?
La valentía quizá. Ese afán de salir siempre airoso y entero, cuando es un absoluto derecho legítimo el romperse o aceptar que no puedes manejar una situación. O a veces simplemente no te da la gana. Solemos obligar a todo mundo a estar “bien” cuando es imposible por la misma vida y naturaleza humana estarlo todo el tiempo. La vida son altibajos y como tal se debería tomar. No tiene que ver con la cobardía.
¿La persona viva a la que más admiras?
Tendré que evocar a mi adolescencia, porque la mayoría de la gente que he admirado firmemente ha muerto; por ello no me queda más que decir Robert Smith. Es la banda sonora de mi adolescencia y vida adulta. Descubrí muchas cosas de la vida a través de sus canciones y visiones.
¿Qué persona viva te inspira más desprecio?
Hay un par de políticos de la ultraderecha española que me parecen seres despreciables, pero supongo que sentir eso también es darles una importancia que no merecen. Preferiría sentir una alta indiferencia, pero a veces me gana el asco. Gente de mierda, gente mala.
¿Qué palabras o frases utilizas con demasiada frecuencia?
Creo que la construcción “y tal” me saca de muchos apuros… Es una muletilla de la que suelo abusar, pero debería quitármela un poco.
¿En qué situaciones recurres a la mentira?
Supongo que como todo mundo, cuando te sientes acorralado y la única salida es esa.
¿Cuál es la cualidad que más te gusta en un hombre?
La complicidad.
¿Y la que más te gusta en una mujer?
La de ser ilegible e inesperada. La de tener siempre una visión y respuesta que te puede cambiar por completo tu concepción de algo.
¿Qué o quién es el gran amor de tu vida?
Definitivamente mi esposa y mis dos hijos. No es tan difícil concluirlo y sonará trillado, pero la vida entera cambió con la llegada de uno tras otro.
¿Cuándo y dónde fuiste más feliz?
Diría que en este mismo momento, a pesar de los pesares. Me siento muy pleno en muchos sentidos.
¿Qué talento te gustaría tener?
Me encantaría ser un chef creativo. La gastronomía me interesa, pero no tengo el mínimo talento en ello.
Si pudieras cambiar una cosa de ti, ¿cuál sería?
Las cosas que no me han gustado de mi las he cambiado, pero esos son procesos que se llevan por etapas. La mejor forma de algo tan horroroso como el arrepentimiento es cambiar las cosas. En este momento podría decirte que me gustaría ser menos aprensivo y mucho más desprendido. En general.
¿Cuál crees que es tu mayor logro?
Ser papá de mis hijos. Nada en la vida me llena de más orgullo.
¿Dónde te gustaría vivir?
Estoy de hecho viviendo en un lugar con el que soñé y en el que pensé durante años. En Madrid encontré mi rincón de vida.
¿Cuál es tu bien más preciado?
Tengo un bajo Fender Precision Three tone Sunburst de 1978. Era propiedad de Michael Landau y lo compré en Los Ángeles. Tiene más de 15 años conmigo. Tiene cicatrices por todos lados, pero un sonido incomparable y sostenerlo es una maravilla.
¿Con qué personaje histórico te sientes más identificado?
Absolutamente con ninguno. No tengo o he tenido una vida tan épica como para relacionarme con un personaje así.
¿Tu pasatiempo favorito?
Escribir historias. Lo hago pero no de forma profesional… Aún.
Si fueras a morir y pudieras reencarnar en otro ser o cosa, ¿qué sería?
Un delfín. Debe ser una sensación de inmensidad y libertad incomparable.
¿Cómo te gustaría morir?
Dormido. La famosa muerte del justo. Creo que sería la forma menos cruel.
¿Tienes un lema?
“Nadie sabe lo que pesa una mochila más que el que la lleva cargando”.