Irene Azuela y José María Yazpik, protagonizan la película Dante y Soledad, ópera prima de Alexandra de la Mora, quienes en la historia son una pareja de clase alta que se convierten en padres de una niña. El filme cuenta con la actuación especial de Ofelia Medina.
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Narra la vida de Inés, una abogada que decide dejar su profesión y Vicente, arquitecto, quien se convierte en el único proveedor del hogar.
“Mi primer reto como directora era encontrar una bebé y que sus padres nos la dejaran las horas permitidas para rodar las escenas. Sin embargo al haber sido yo madre por segunda vez de mi hija Mariela, de tres meses, ella fue quien fungió de la bebé de Inés”, declara De la Mora.
Alexandra de la Mora, acompañada de Irene Azuela y José María Yazpik, declara a El Sol de México, que más que hablar en la trama basada en la idea original de El matrimonio de los peces rojos de Guadalupe Nettel, “buscamos rendirle tributo al hombre y a la mujer que en el momento que se convierten en padres, al llegar una tercera persona a la familia, es una especie de muerte, de tu ser, para renacer y enfocarte a ese nuevo integrante de la familia”.
Otro de los puntos fuertes que se maneja en la historia es la responsabilidad del cuidado de los hijos. Al respecto, la cineasta expresa sobre el comportamiento de Inés, que en ocasiones sin dejar de amar a su hija, siente que toda la carga de su cuidado recae en ella.
“Siempre tuve muy claro que no me interesaba hacer una película de depresión postparto. Busqué tocar el hemisferio tan complejo, donde hay espacio para lo que se vive de una manera difícil al arribo de un bebé en una familia. Generalmente los primeros meses de un bebé, es un tema que no se toca mucho en las películas o series, se abordan historias de niños más grandes.
“Cuando la pareja se rompe y se convierte en una familia, un tercer elemento afecta la relación. Para mí era súper importante mostrar a un hombre resistente, que no huye y que busca hacer lo mejor como padre y esposo, no encuentra cómo, pero no se va, ahí está, está tratando y le da el espacio a esa mujer para seguir en sus momentos de búsqueda y de cuestionar.
“No es que sea una mala madre, ella ama por sobre todas las cosas a su primogénita, pero se cuestiona qué es, en qué se ha convertido, ha dejado su profesión por cuidar 24/7. Es justo para las mujeres que tengamos ese espacio luego de ser madres, sin que pongamos a los hombres de una manera negativa que no cooperan, que sólo lo dejan todo a la mujer. Para mí es muy importante mostrar la fuerza de los dos”.
En su intervención Irene Azuela, afirmó que “el debutar como madre en la vida real, me llevó a plasmar fielmente a Inés. Yo conocía a Alexandra y llegó un momento que ella me dijo ‘ya tengo el guion es sobre madres, tú ya lo viviste y yo soy madre por segunda vez’.
“Como Inés, entré a un universo de texturas de sensaciones y sutilezas tras vivir mi maternidad en la vida real, como cuando te sale leche del pezón y te ensucias la playera, la filmación estuvo llena de todos estos detalles del viaje de la maternidad, como un viaje inmenso”.
José María Yazpik confía que como Vicente “traté de ver a mi esposa Inés desde la empatía, porque ella como yo, vivíamos el mismo proceso con la llegada de nuestra hija Layla.
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“Lo importante y que me gustó de Vicente, fue que el momento de la paternidad le resultó revolucionario tanto como para Inés. Él como el papá aunque explota se queda en su hogar, trata de tener empatía y crece junto con su esposa al convertirse en padres”, narra Yazpik.
Dante y Soledad de Alexandra de la Mora, tiene su estreno en el Festival Internacional de Cine de Morelia y antes de llegar a la exhibición comercial, buscarán más festivales, pues apenas su circuito inicia.