Dulce está más entera que nunca. Así se llama el espectáculo que presentará este viernes en el teatro Metropólitan de la Ciudad de México, con el fin de deleitar a su público y a las nuevas generaciones.
Una de las mejores voces de nuestro país, sin duda cabe. Baladista y popera, Dulce dijo que la clave de su vigencia en el medio artístico es que se ama a sí misma y adora su canto, su carrera, su vida misma.
Y, ay, cómo canta. Al final de la reunión con los medios, interpretó uno de sus éxitos discográficos y demostró su manejo de voz, su temple, su temperamento. Y qué belleza de mujer.
Tiene una hija y su hija tiene un hijo, así es que Dulce ya es abuela, pero qué manera de llevar su carrera tan puntual, tan certera; es su vida misma.
“Las figuras de hoy no tienen rostro, no tienen estilo. Antes escuchabas a Emmanuel, a Mijares y sabías quiénes eran. Hoy no, las figuras de actualidad parecen marcas, son mercadotecnia.
“Por eso la música de los 80 sigue gustando a la gente”, mencionó la intérprete y agradeció al productor Hugo Mejuto creador del concepto GranDiosas, que reúne a baladistas de los 80, porque “él nos ha motivado, nos dice cómo proyectarnos, qué look nos queda bien, cómo salir a escena”.
Y, en efecto, Dulce despliega sus pensamientos hacia lo que es su vida, su forma de ser. “Yo me siento feliz porque esta ha sido mi vida y la disfruto. Cantar me ha dado la vida y por ese camino voy, siempre; es cosa de quererse”.
Pocos saben que se llama en realidad Bertha Elisa Noeggerath Cárdenas y nació en Matamoros, Tamaulipas, el 29 de julio de 1955. Es una estrella de la música popular en México, tan dulce como su canto.