/ viernes 3 de diciembre de 2021

El rock no tenía la culpa; ¿por qué vetaron los conciertos en la CDMX?

Los conciertos de rock estuvieron vetados en el país, y más en la Ciudad de México, durante mucho tiempo. Hasta que poco a poco, y luego de varias experiencias desastrosas, público y autoridades entendieron la manera de comportarse

“Y el rock no tiene la culpa de lo que pasa aquí…”, es la frase de una canción del español Miguel Ríos que le queda bien a la manera en que las autoridades satanizaban este tipo de conciertos en la década de los 70, y cómo se fueron convenciendo décadas después de que los mexicanos sí estábamos preparados para este tipo de espectáculos.

El Festival de Rock y Ruedas de Avándaro -realizado el 11 y 12 de septiembre de 1971- marcó un antes y un después en la presentación de conciertos masivos en nuestro país. Asistieron entre 150 y 200 mil personas ante una organización que se vio desbordada. Fue todo un suceso que se convirtió en un escándalo, el Gobierno lo vio como algo de alto riesgo social, eran épocas de represión hacia los jóvenes, ejemplos claros fueron la matanza de Tlatelolco en 1968 y el Halconazo, apenas acontecido el 10 de junio de ese mismo año.

El gobierno fue en gran medida el responsable de que la gente viera con malos ojos lo que se estaba haciendo en Avándaro. Fotos: Archivo Biblioteca, Hemeroteca y Fototeca Mario Vázquez Raña y La Prensa

Después de eso en México hubo grupos internaciones de rock que sólo se presentaban ante una selecta élite que podía pagar por verlos.

En 1975, Procol Harum estuvo en el Auditorio; en 1977, Tom Fogerty, en el Teatro Ferrocarrilero, y Joe Cocker en el Toreo de Cuatro Caminos.

➡️Iguanas, la casa del rock en Tijuana

En la década de los 80 comienza una mayor apertura. Johnny Winter se presentó en el Estadio Revolución de Pachuca, a la quinta canción dejó el escenario debido a que el público le arrojó algo.

Sin embargo, esta apertura sólo permitía a los grupos presentarse en lugares fuera del entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México. De los primeros en llenar estadios fue Queen, que en 1981 se presentó en Monterrey y después en Puebla. Tenía programado un concierto en Guadalajara, pero lo cancelaron porque un fanático arrojó una bolsa de tierra al guitarrista Brian May.

En entrevista con El Sol de México, Octavio, fanático del rock que en ese entonces tenía 16 años y escapó de casa en la Ciudad de México para asistir al concierto de Puebla, comenta: ”Freddie se enojó de que hubieran lanzado cosas, se notó porque después de eso la banda ya no estaba tan a gusto. En el segundo concierto que dieron dicen que la gente no estaba tan loca y terminaron con mejor ánimo cuando vieron que los fans estaban más tranquilos.

“A mí me tocó el primer concierto, que fue en sábado. La gente estaba bien pinche alocada, los chavos estaban bien alocados, bien mariguanos, una cosa de locos. Queen era un grupo pop, al final de cuentas sí era rock, pero era un grupo que metía canciones en la radio y no era para que fueran todos los locos que fueron, hubo mucha gente drogándose”.

Señala que en los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari y de Ernesto Zedillo fue cuando dejaron entrar a más bandas a México. “Carlos Santa Ana, en León, Guanajuato (1988); y Quiet Riot tocó en Guadalajara, Jalisco (1994)”.

MAYOR APERTURA

El 9 de abril de 1989 se presentó Rod Stewart en el estadio La Corregidora de Querétaro, evento considerado para algunos como histórico por la forma en que el público mexicano se entregó y comportó, pues a partir de aquí se permitieron conciertos multitudinarios sin tantas restricciones.

Édgar Yépez escribe en el portal Rockstorias: “A pesar de los problemas de organización, de la duplicación de boletos (impresos en Estados Unidos), del conato de guerra de proyectiles que nos tocó durante la espera fuera del estadio (el cual se detuvo de inmediato debido al clamor general), del portazo que no pasó a mayores, de aquél que por emoción, pendejez o la combinación de ambas, se precipitó desde las gradas superiores primero a las de abajo y luego al hospital; ese día el público mexicano demostró que sabía comportarse en eventos de tal envergadura, que se encontraba listo para recibir a las bandas musicales más importantes del mundo.

“Desde ese momento y hasta hoy en día, esas mismas bandas se siguen maravillando de la energía y la lealtad que en México se les dispensa. Se han roto récords mundiales, se han vivido momentos históricos de los cuales muchos hemos sido testigos”.

Pero tuvieron que pasar tres años más para que la Ciudad de México fuera escenario de estos grupos mundiales. Uno de los primeros en ofrecer conciertos en la capital del país fue Guns N’ Roses.

De ahí a la fecha se han presentado bandas como los legendarios Rolling Stones, Kiss, U2, Metallica, AC/DC, Police, Black Sabbath, David Bowie o el exbeatle Paul McCartney.

Hasta récords se han roto en los conciertos de estos grupos. En 2011, U2 se presentó en tres ocasiones en el Estadio Azteca, lugar al que asistieron 300 mil fans.

En 2012, Metallica tuvo ocho presentaciones en el Palacio de los Deportes, donde concurrieron cerca de 160 mil fans.

Según OCESA, 2010 fue un gran año para los conciertos ofrecidos, pues asistieron cerca de dos millones de personas a ver tocar a sus grupos en el Corona Capital y al Vive Latino, así como a los KISS y a Paul McCartney, entre otros.


“Y el rock no tiene la culpa de lo que pasa aquí…”, es la frase de una canción del español Miguel Ríos que le queda bien a la manera en que las autoridades satanizaban este tipo de conciertos en la década de los 70, y cómo se fueron convenciendo décadas después de que los mexicanos sí estábamos preparados para este tipo de espectáculos.

El Festival de Rock y Ruedas de Avándaro -realizado el 11 y 12 de septiembre de 1971- marcó un antes y un después en la presentación de conciertos masivos en nuestro país. Asistieron entre 150 y 200 mil personas ante una organización que se vio desbordada. Fue todo un suceso que se convirtió en un escándalo, el Gobierno lo vio como algo de alto riesgo social, eran épocas de represión hacia los jóvenes, ejemplos claros fueron la matanza de Tlatelolco en 1968 y el Halconazo, apenas acontecido el 10 de junio de ese mismo año.

El gobierno fue en gran medida el responsable de que la gente viera con malos ojos lo que se estaba haciendo en Avándaro. Fotos: Archivo Biblioteca, Hemeroteca y Fototeca Mario Vázquez Raña y La Prensa

Después de eso en México hubo grupos internaciones de rock que sólo se presentaban ante una selecta élite que podía pagar por verlos.

En 1975, Procol Harum estuvo en el Auditorio; en 1977, Tom Fogerty, en el Teatro Ferrocarrilero, y Joe Cocker en el Toreo de Cuatro Caminos.

➡️Iguanas, la casa del rock en Tijuana

En la década de los 80 comienza una mayor apertura. Johnny Winter se presentó en el Estadio Revolución de Pachuca, a la quinta canción dejó el escenario debido a que el público le arrojó algo.

Sin embargo, esta apertura sólo permitía a los grupos presentarse en lugares fuera del entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México. De los primeros en llenar estadios fue Queen, que en 1981 se presentó en Monterrey y después en Puebla. Tenía programado un concierto en Guadalajara, pero lo cancelaron porque un fanático arrojó una bolsa de tierra al guitarrista Brian May.

En entrevista con El Sol de México, Octavio, fanático del rock que en ese entonces tenía 16 años y escapó de casa en la Ciudad de México para asistir al concierto de Puebla, comenta: ”Freddie se enojó de que hubieran lanzado cosas, se notó porque después de eso la banda ya no estaba tan a gusto. En el segundo concierto que dieron dicen que la gente no estaba tan loca y terminaron con mejor ánimo cuando vieron que los fans estaban más tranquilos.

“A mí me tocó el primer concierto, que fue en sábado. La gente estaba bien pinche alocada, los chavos estaban bien alocados, bien mariguanos, una cosa de locos. Queen era un grupo pop, al final de cuentas sí era rock, pero era un grupo que metía canciones en la radio y no era para que fueran todos los locos que fueron, hubo mucha gente drogándose”.

Señala que en los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari y de Ernesto Zedillo fue cuando dejaron entrar a más bandas a México. “Carlos Santa Ana, en León, Guanajuato (1988); y Quiet Riot tocó en Guadalajara, Jalisco (1994)”.

MAYOR APERTURA

El 9 de abril de 1989 se presentó Rod Stewart en el estadio La Corregidora de Querétaro, evento considerado para algunos como histórico por la forma en que el público mexicano se entregó y comportó, pues a partir de aquí se permitieron conciertos multitudinarios sin tantas restricciones.

Édgar Yépez escribe en el portal Rockstorias: “A pesar de los problemas de organización, de la duplicación de boletos (impresos en Estados Unidos), del conato de guerra de proyectiles que nos tocó durante la espera fuera del estadio (el cual se detuvo de inmediato debido al clamor general), del portazo que no pasó a mayores, de aquél que por emoción, pendejez o la combinación de ambas, se precipitó desde las gradas superiores primero a las de abajo y luego al hospital; ese día el público mexicano demostró que sabía comportarse en eventos de tal envergadura, que se encontraba listo para recibir a las bandas musicales más importantes del mundo.

“Desde ese momento y hasta hoy en día, esas mismas bandas se siguen maravillando de la energía y la lealtad que en México se les dispensa. Se han roto récords mundiales, se han vivido momentos históricos de los cuales muchos hemos sido testigos”.

Pero tuvieron que pasar tres años más para que la Ciudad de México fuera escenario de estos grupos mundiales. Uno de los primeros en ofrecer conciertos en la capital del país fue Guns N’ Roses.

De ahí a la fecha se han presentado bandas como los legendarios Rolling Stones, Kiss, U2, Metallica, AC/DC, Police, Black Sabbath, David Bowie o el exbeatle Paul McCartney.

Hasta récords se han roto en los conciertos de estos grupos. En 2011, U2 se presentó en tres ocasiones en el Estadio Azteca, lugar al que asistieron 300 mil fans.

En 2012, Metallica tuvo ocho presentaciones en el Palacio de los Deportes, donde concurrieron cerca de 160 mil fans.

Según OCESA, 2010 fue un gran año para los conciertos ofrecidos, pues asistieron cerca de dos millones de personas a ver tocar a sus grupos en el Corona Capital y al Vive Latino, así como a los KISS y a Paul McCartney, entre otros.


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