Erik Hayser (1980), quien cuenta con 18 años de trayectoria en los escenarios, comenta que desde hace una década tomó la decisión de hacer proyectos que vayan más allá del entretenimiento, como es el caso de Preso No. 1 que se estrena hoy por Netflix, un thriller político que conlleva un mensaje de esperanza: "de que este México puede ser mejor", comenta en entrevista.
"Es una historia que me ha traído muchas satisfacciones, que la gente agradece que estemos retratando algo que tiene que ver con los tiempos que estamos viviendo en Latinoamérica y a mí me alegra que la audiencia conecte con esta trama, que podamos ver un thriller político en la pantalla, donde en este caso reflejo situaciones que para mí en estos tiempos son importantes, no solo como actor, sino como persona".
El actor destaca que a este proyecto llegó por invitación de Marcos Santana quien está a la cabeza de la serie por parte de Telemundo, que es la primera vez que hace un piloto y es producida por Argos. "En un principio dudé, porque ya había interpretado ya a un presidente (Ingobernable), pero cuando me platicaron de qué se trataba, dije: yo necesito contarla"
Hayser menciona que para la preparación de su caracterización de Carmelo recurrió a lo que comúnmente hace cuando actúa, documentarse sobre el entorno y en este caso tenía que ser político. “Leí ensayos fundamentales como Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano, muchos textos del sub comandante Marcos y los que tienen que ver con la parte social, no solo de nuestro país, sino de todo el continente y la manera en que hemos sido pisoteados durante muchos años, eso lo agarré del dolor que siento de vivir de este México que tanto amo y que veo con tantas carencias y violencia. Con todas las ganas que tengo que este país cambie, construí el personaje".
Agrega que también la manera en que es narrada Preso No. 1 en el lenguaje audiovisual es atractivo al espectador debido a que está contada en siete tiempos diferentes y describe algunos: "estamos en el presente, luego nos vamos al 94 y de ahí al 97 en el momento en que México estaba como una olla express, deseosa de cambiar, de trascender y ahora esa presión está a punto de reventar. Luis Felipe Ibarra tejió la trama de una forma increíble, con libertad y con esa fe de que las cosas puedan mejorar y cambiar", concluye.