Cronista, dramaturgo, poeta, funcionario y figura de gran poder entre los círculos intelectuales y políticos de México, el escritor Salvador Novo fue uno de los personajes cruciales y más polémicos en la historia de la cultura del país.
Sin embargo, para Gerardo González, su figura ha caído un poco en el olvido. Es por eso que considera necesario recapitular su vida y obra con todos sus matices. El actor ofrecerá en el Centro Nacional de las Artes a partir de este 3 de octubre, cuatro funciones de “Novo. Un closet de cristal cortado”, monólogo en el que encarna a este autor, a 50 años de su muerte y 120 de su nacimiento.
“Es una lástima y una pena que muchos de sus más de 50 libros ya no se editen y que sea difícil encontrarlos. Me da mucha pena que, incluso como dramaturgo, ensayista y cronista teniendo grandes joyas, no sea revisitado por las nuevas generaciones”, comenta Gerardo González, en entrevista con El Sol de México.
“Él fue piedra angular en la historia de este país, el primero en trajo y puso en escena a Samuel Beckett y su “Esperando a Godot”. Salvador Novo fue una persona muy importante, no sólo para las letras y la cultura de México, sino, sin querer, como precursor en la lucha de los derechos LGBTQ+ de este país”, agrega el actor.
Novo fue su propia creación
El texto de Alejandro Román, narra la vida de Salvador Novo, contada por él mismo, empezando por el final, cuando el escritor se encontraba en su lecho de muerte, justo después del incómodo momento en que el periodista Jacobo Zabludovsky entró sin permiso a su cuarto para entrevistarlo. Entonces Novo se suelta contar sus memorias.
Desde su infancia en el México post revolucionario, su enamoramiento de la Ciudad de México; los primeros encuentros sexuales y el tiempo en que se “soltó el chongo” durante sus estudios, así como la consolidación como referente de la cultura en México y su declive, tras expresarse en contra del movimiento estudiantil de 1968.
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“Salvador Novo hizo de sí mismo una estatua de bronce que después se convirtió de sal que a partir de 1968 se comenzó a agrietar, hasta que sólo quedo eso: un puño de sal. Se construyó con sus propias palabras”, afirma Gerardo González, quien da crédito al mismo Novo, porque con sus crónicas, especialmente “La estatua de sal”, se puede reconstruir bien a este personaje.
Un hombre que se atrevía
Novo fue un hombre lleno de virtudes, “pero con unas grandes carencias en lo personal”, sin embargo, el actor destaca su valentía al presentarse como homosexual en público, incluso en televisión.
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Es muy fuerte lo que cuenta ahí Salvador Novo, incluso para nuestra época. Lo que este señor hacía en los años 40 y 50, era algo bárbaro, pero lo cuenta con un gran sentido del humor tan ácido y hermoso.
“Fue un hombre que se atrevía a sacar una polvera en palacio nacional frente a Díaz Ordaz y los ministros y nadie era capaz de decir nada. Aunque por detrás dijeran que era un ‘maricón de mierda’, era imposible que alguien se le enfrentara en su momento”, finaliza el actor, quien afirma que no pretende hacer una caricatura de Novo, con sus peluquines y cejas depiladas, sino más bien un homenaje “a un hombre de grandes palabras”.