A cuatro días de la inauguración formal de su exposición “En Casa con Mis Monstruos” en el Museo de las Artes Universidad de Guadalajara, el director de cine y ganador del Oscar, Guillermo del Toro, se hizo se presente.
Llegó en forma discreta, sin notificar a autoridades del MUSA ni de la Universidad de Guadalajara. Iba con un objetivo claro: Revisar cómo van los trabajos sobre la ese anexa al edificio que alberga tanto el Museo de Artes como del Paraninfo de la Universidad de Guadalajara.
Y bueno, qué mejor que convivir con con quienes lo reconocieron. Estudiantes pasan por el sitio y -como lo asentó Lily en sus redes sociales- “por coincidencia nos encontramos con @RealGDT, fue una experiencia increíble”.
Y es que no cualquier tapatío puede, en un lunes, salir de clases y tomarse la foto, casi en selfie, con el ganador del Oscar, director de la Forma del Agua o el Laberinto del Fauno, pero sobre todo un gran ser humano, como lo ha demostrado en los último días, primero pagando el avión a unos niños para que vayan al medio oriente a competir en un mundial de matemáticas y luego promoviendo un concierto, condicionado a que sea gratuito, para los días en que dure su exposición.
Guillermo del Toro, vestido todo de negro, entró a la Casa, su casa, y duró más de una hora revisando los últimos detalles, luego se retiró, seguramente para ir a comer al barrio de Santa Teresita, donde se encuentran sus fondas predilectas.