Paz y música eran las palabras que buscaban definir a Woodstock, un macro festival que en medio de un contexto político cruel y represivo cambio el curso de la historia de la música y fue el inicio del final de la era hippie que invadía el mundo con protestas y luchas sociales.
Lo que comenzó como una colecta para un estudio de grabaciones, pronto se convertiría en un inesperado referente universal del rock que a 50 años de su origen, dejó una huella más allá de las flores, la marihuana y el LSD y que dio pie al declive de una esperanza colectiva.
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“Woodstock fue la gran fiesta hippie de la era psicodélica, más bien se podría ver como el final de ella, fue como el sueño llevado a su máxima expresión y por lo mismo llegó a un clímax, a partir de ahí la gran nación hippie empezó a desmoronarse, fue un punto de la historia, un parteaguas” asegura Rafael González, escritor y expercusionista de Botellita de Jerez.
Jimi Hendrix, Janis Joplin, The Who, Santana, The Band, Joe Cocker, Carlos Santana, Crosby, Stills, Nash & Young, Jefferson Airplane y Blood Sweat and Tears, son algunos de los que formaron parte de dicho festival en 1969, que se llevo a cabo en las 250 hectáreas de la granja de Bethel, Sullivan County en Nueva York.
Un año antes, diversos hechos ya habían sacudido la historia del mundo con los movimientos estudiantiles en países como México, Francia y Checoslovaquia, así como con episodios trágicos como asesinatos a figuras públicas como Martín Luther King y J. F. Kennedy.
Sin embargo, 1969 siguió el curso de la turbulencia con diversos acontecimientos, entre ellos, la continuación de la guerra de Vietnam que duraría 6 años más, la llegada del hombre a la luna, e incluso el asesinato de la actriz Sharon Tate a manos de la secta de Charles Manson, que ponían en entre dicho los movimientos pacifistas que propagaba la cultura hippie.
“(Woodstock) Fue el escaparate de lo que realmente estaba sucediendo, sí vino esta idea del concierto masivo que rebasó todo pronóstico de asistencia, el rock demostró que podía tener un poder de convocatoria tremenda y esto también movió aguas en diferentes ámbitos en políticos, en la industria de la música, es una marca de la historia de la cultura pop y en general”, abunda el Sr. González.
Es por eso que muchos consideran que con el tiempo una de las consecuencias del festival fue que la música fuera vista como un negocio más allá de la propagación del arte y el mensaje de paz y unión con el que comenzó.
Para Javier Batiz no ha existido ningún festival tan importante como este, sin embargo, cree que el único mérito de Woodstock radica en que “fue un evento grande, fregón y dio un ejemplo de que podían estar mucha gente junta, pero en realidad fue eso nada más”, y recuerda un poco con pesar a raíz del considerado equivalente mexicano, el Festival de Avándaro, perdió algunos bienes gracias a la represión del gobierno en turno.
No obstante, un avance en la industria musical fue ligado a las participaciones de grandes mujeres del rock como Janis Joplin, Joan Baez, Grace Slick (Jefferson Airplane), Melanie, Nancy Nevins (Sweetwater), quienes formaron parte de la escena musical de forma activa en medio de la liberación femenina que se gestaba.
“Hay una palabra importante que yo la ligo con el festival que es: Libertad, es un festival que dice ‘aquí se respeta la libertad creativa”, asegura la rockera Ely Guerra y aunque aún no nacía cuando sucedió, “me siento identificada porque yo estuve en un primer Vive Latino y yo siento que Woodstock fue el gran predecesor de todo esto”, considera.