El 2019 fue un año donde la vida y carrera de Mon Laferte dieron un giro total. Su disco Norma ganó a Mejor Álbum de Música Alternativa y le otorgó su segundo Grammy Latino; fue nominada a los Billboard Latin Music Awards y se presentó en Coachella “sitio emblemático que para mí era inalcanzable, que era para artistas de verdad”, dice la cantante.
En conversación con El Sol de México, la cantante platica cómo en la última década su faceta artística cambió, convirtiéndose ahora en una figura que se ha vuelto voz de toda una comunidad y que sigue descubriendo nuevas aristas.
¿Dónde se imaginaba la Mon Laferte de hace 10 años que estaría ahora?
Yo llegué a vivir a la Ciudad de México en 2007, y ni en el mejor de los sueños imaginaba todo lo que me pasa ahora. Tenía ganas de que la gente escuchara mi música, pero ni siquiera tenía las canciones. Yo tocaba en un bar – el Celtic´s Pub de la Condesa–, y nunca imaginé mi futuro, creo que es importante vivir el presente. Jamás pensé que tocaría en el Palacio de los Deportes, por ejemplo.
¿Hoy te atreves a imaginar dónde estará Mon en los próximos cinco o 10 años?
La verdad es que no. Mira, a mediados del año pasado, tenía muchas ganas de parar de estar en gira, mas no de la música; quería ponerme a pintar, porque es algo que me gusta mucho y siempre lo estoy haciendo.
Pero llega octubre y pasa el estallido social en Chile, entonces me voy y toco en los barrios y poblaciones de allá, veo lo que está pasando y que la música es un instrumento poderoso. Entonces empiezo a escribir canciones, me siento súper inspirada y ahora estoy haciendo un disco nuevo.
¿Para la sociedad chilena de alguna forma, tú eres una voz?
Yo no siento ser la voz, pero sí que la música tiene ese poder. Me sentí inspirada por el estallido al ver a artistas con su guitarra, figuras del barrio que sacaban sus tambores, tocaban y me regalaban discos enseñándome sus proyectos. Ahora tengo muchas ganas de hacer música pensando en el colectivo, no sólo de mis experiencias personales, sino reflejando desde mi mirada a una sociedad.
Justo en este marco, la BBC te consideró como una de las artistas que cambiaron el mundo en 2019. ¿Qué crees que cambiaste?
No, la BBC está loca–dice entre risas–. Me siento halagada pero no siento que haya cambiado nada. Lo que siento que pasó es que se generó una conversación a partir de mi acto en los Latin Grammy –donde mostró el pecho desnudo con la leyenda ‘En Chile torturan, violan y matan’– con respecto a lo que sigue sucediendo en mi país, porque aún hay violación a los derechos humanos. Además se generó una conversación sobre la mujer, con la violencia de género, porque nuevamente se vio la sociedad en la que vivimos, donde no importaba el mensaje, sino el desnudo, el tamaño de las tetas y el lugar donde ocurrió todo.
A partir del estallido social surgió Plata ta tá y en video de esa canción aparece una figura que sin quererlo, también ha cambiado el mundo.
¿Qué representa para ti Yalitza Aparicio?
Figuras como ella, vienen a recordarnos quiénes somos: mestizos, indígenas. Creo que en Latinoamérica hay mucho racismo, clasismo y personas como ella vienen a dignificar nuestros orígenes y lo que somos. De modo anecdótico, yo en Chile tengo cara de barrio y me tratan así porque mis rasgos son más indígenas, mi cara no es de fresita, de güerita, y no me bajan de flaite, que es naca. Pero luego en México no me bajan de fresa por el simple hecho de ser extranjera –dice riendo–. Por eso Yali me parece una mujer súper valiente, demasiado inteligente, que genera conversación.
Comienzas ahora una nueva etapa con la gira Sola con mis monstruos, ¿de dónde surge esta necesidad de explorar este concepto?
Yo hago manualidades todo el tiempo e hice unas muñecas gigantes hace como tres años, por ociosa nomás. Tenía ganas de dar un concierto íntimo, después de los conciertos masivos del año pasado, quería volver al origen con mi voz y guitarra; entonces hicimos el Lunario del Auditorio Nacional y cuando había que decorar el escenario pensé en llevar mis muñecas. Tuve que hacer más con mi mejor amiga Mary y el estar cosiendo es una cosa muy terapéutica.
Entonces Sola con mis monstruos es como decir ‘sola con mis problemas, con lo que me atormenta, con lo bueno y lo malo’, que también son mis canciones porque también son terapéuticas.
¿Por qué los monstruos?
Yo tengo una historia de muchos años dedicándome a la pintura y creo que lo que pinto tiene mucho que ver con personajes mágicos, fantásticos, andróginos y claro son como unos monstruos. Creo que mi arte, en un sentido general, tiene mucho de humor. Aunque pareciera que es muy serio, porque mis canciones son muy dramáticas, creo que también tienen humor al exagerar el sufrimiento, las lágrimas negras, el personaje con la flor y esta diva con aros gigantes. Y esto de mis monstruos también.
¿Y cuáles son los monstruos de Mon Laferte?
Mmm… no lo sé –dice nerviosa–. Creo que como toda la gente tiene sus monstruos: miedo, inseguridades, dudar, no sé. Todas las personas tenemos nuestros monstruos.
Entonces, ¿habrá nuevo disco este año?
Sí, ahora estoy grabando un material nuevo. Apenas estoy componiendo y no quisiera adelantarme tanto sobre lo que contiene, pero viene un poco del folclor sudamericano, de México. Yo quisiera que el disco saliera este año, todo depende de la disquera.