Julio Iglesias inició su concierto en el Auditorio Nacional en punto de las 20:30 horas y en su primera canción fue evidente que el intérprete español se la pasaría prácticamente sentado sobre un banquillo y escondido entre sus músicos y con la falta de una iluminación que lo hiciera ser venerado por sus fans a lo largo de la noche y para colmo, un pésimo sonido hizo enojar y reclamar al público en más de una ocasión, pues no se escuchaba prácticamente nada de lo que decía y cantaba el intérprete, quien con este concierto celebró en México 50 años de carrera artística.
Una ovación ensordecedora se escuchó entre los casi nueve mil asistentes al recital cuando los primeros acordes de Amor, amor, amor, se escucharon y la gente tardó casi la mitad de la canción en identificar dónde estaba su ídolo, quien vestido de negro y cubierto ente la obscuridad, el pianista y su guitarrista invitaba al público a cantar con él.
Ponen punto final a la historia de Botellita de Jérez
“Tantas cosas qué decirles que han pasado en estos años, ya son casi 50 desde la primera vez que vine y han sucedido miles y miles de historias bonitas con el pueblo mexicano en mi vida”, expresó, para luego entonar La gota fría.
En su repertorio le siguieron temas como Mammy blue y Canto a Galicia, un tema dijo, lo dedicaba a su madre.
“Los cantantes nacemos donde cantamos, yo nací en España pero siento que nací en México, en la ciudad y mi padre es de Chihuahua, mientras que mi madre es de Tapachula”, expresó el intérprete.
La noche se iluminó con canciones como Echame a mí la culpa, Me olvidé de vivir, Caruso, Abrázame y Hey, para este momento Julio Iglesias le agradecía a México por sus grandes cantautores como Ferrusquilla, “ponemos en la misma mesa a Juan Gabriel, Armando Manzanero y a mi favorito José Alfredo Jiménez, quien me ha hecho cantar pero también llorar”, expresó un emocionado Julio Iglesias.
El intérprete se mantuvo sentado la mayor parte del concierto, en algunos momentos de pie y sólo bebió agua, aunque se mantuvo en el mismo sitio, haciendo caso omiso a los gritos de sus fans “queremos verte, sal de ahí”, pero Iglesias no pidió ni permitió que una luz lo enfocara durante el concierto.
“Estar flaco a mi edad es normal porque no como nada, pero cantar me hace sentir pleno, la única razón que me mantiene vivo es cantar”, expresó el artista de 75 años de edad, quien levantaba las manos pidiendo al público que no dejara de cantar, gritar, aplaudir y chiflar.
De su repertorio destacaron Ella, de José Alfredo Jiménez, Quijote, Carretera, Me siento aquí y A media luz, para este momento que era la mitad del concierto, el público le gritaba que no se escuchaba nada, y en efecto, sus palabras y canciones eran casi imperceptibles en el Auditorio Nacional por un grave problema de sonido que no se solucionó durante todo el concierto.
Su gira The 50 Year Aniversary Tour dejó contentos a los asistente, quienes cansados de pedir un audio mejor, decidieron cantar cada uno de los temas que fueron parte de la noche como Me siento de aquí, Manuela, El amor, Bacalao, Ni te tengo ni te olvido, Natalie y De niña a mujer; la que más emocionó al público mexicano que con sus celulares grababa al artista pero desde las pantallas, porque era muy difícil verlo en el escenario.
La noche cerró con Let it be me, Me va, me va, 33 años, Amanecí otra vez, La vida sigue igual y Can´t help falling in love. Para este momento ya casi se cumplían las dos horas de recital y Julio Iglesias preparaba su despedida, “Gracias México, los quiero mucho”.
Antes de que se apagaran las luces en su totalidad, Iglesias interpretó de nueva cuenta Me va, me va y Always on my mind, para despedirse con besos lanzados con su brazo y la gran sonrisa que siempre lo caracterizó.