Aute creyó que "amar era el verbo más bello" porque le fue la vida en ello y nombró a La belleza en una canción que, paradójicamente habla del horror de la guerra, de la cual se declaró enemigo, y de su reverso, la medalla, como rezan los primeros versos de esa letra. "No propuse otra batalla /Que librar al corazón /De ponerse cuerpo a tierra/ Bajo el peso de una historia/ Que iba a alzar hasta la gloria/ El poder de la razón", continúa.
Y 76 años no bastaron para que sus azules ojos alcanzaran a ver la gloria ala que invocó en una canción en la que también se lamenta de aquellos que "Más que náusea dan tristeza, /No rozaron ni un instante /La belleza".
Evidentemente no fue su caso. Desde la poesía, la música, la pintura o el cine, Luis Eduardo Aute no sólo rozó, sino que, en muchas ocasiones, fue creador de una belleza seductora.
Según un reporte de la agencia EFE, Aute falleció al mediodía de este sábado; no se especificó si su deceso pudiera estar relacionado con el coronavirus.
La crisis del letal Covid-19 en España impide por ahora, que en su país de adopción se le rinda un homenaje póstumo y su funeral es una incógnita.
Las mismas fuentes cercanas al artista que informaron sobre su muerte a la agencia, "ignoran cuándo y cómo podrá ser su sepelio debido a las restricciones en toda la comunidad de Madrid para la instalación de capillas ardientes, prohibidas independientemente de la causa del fallecimiento a causa de la pandemia de coronavirus".
ÁNIMO ANIMAL
En otra de sus canciones, Aute aceptaba tener "el mal del animal", por la forma de amar con Alevosía. Como un juego de palabras, amigos como Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Ana Belén, Silvio Rodríguez, José Mercé y Miguel Poveda organizaron un concierto para celebrar su cumpleaños 75 en diciembre de 2018 en Madrid, bajo el lema "ánimo, animal".
Para entonces, los estragos del accidente vascular lo obligaron a cancelar sus conciertos en América Latina, que formaban parte del tour La Gira Luna con el que celebraba sus 50 años en la música. Aunque se dio el gusto de celebrar en México el arranque de la gira en 2015, el año que publicó un poemario en el que repasaba toda su trayectoria, titulado Sexto animal (Espasa).
Nacido en Manila, su familia se trasladó a Madrid cuando él tenía 11 años, y desde entonces, fue español por adopción. En la capital de España vivió siempre. Estudió arquitectura y pintura. Se casó en 1968 con Marichu Rosado, su compañera de toda la vida, con quien tenía tres hijos.
En Madrid se inició musicalmente como guitarrista de los grupos Los Tigres, Los Pekeniques y Los Sonor, hasta que, a los 17 años, debutó como cantautor en el programa Salto a la fama.
También muy joven exploró su faceta pictórica; expuso por primera vez en la Galería Alcón en 1960 y su obra figurativa, sobre todo pictórica, pero también escultórica, se mostró en ferias como la Bienal de París, la de Sao Paulo o ARCO en Madrid.
Entre 2004 y 2010 realizó una muestra retrospectiva itinerante que bajo el título Transfiguraciones llevó su obra por toda España y algunos países de América Latina.
A la música llegó a los 23, cuando grabó en su primer álbum (Diálogos de Rodrigo y Jimena), Rosas en el mar y Aleluya no 1, dos de sus temas icónicos.
Al alba, otra canción emblemática, e inspirada por los primeros fusilamientos franquistas, dejó encandilados a miles de seguidores que le fueron fieles desde sus primeras grabaciones, como 24 canciones breves (1968).
Se mantuvo vigente en los 80 y 90, con álbumes como 20 canciones de amor y un poema desesperado (1986), Slowly (1992), o Mano a mano (1993, en vivo, junto a Silvio Rodríguez) y a principios del nuevo siglo, grabó todas sus canciones en tres volúmenes dobles. Su proyecto El niño que miraba el mar, de 2012, unió sus oficios y se editó acompañado de un DVD con la película El niño y el basilisco.
Dirigió el largometraje animado Un perro llamado Dolor y compuso bandas sonoras para los realizadores Jaime Chávarri, Luis García Berlanga o Fernando Fernán Gómez.
Como poeta comenzó a publicar en 1975, con La matemática del espejo (1975). En Cuerpo del delito (2004), reunió las letras de sus 300 composiciones y diez años después lo actualizó en Claroscuros y otros pentimientos, que reunía 400 canciones.