Sigue la música, sigue el bailongo y sigue la fiesta. Aunque oficialmente Los Ángeles Azules celebran cuatro décadas de carrera musical, en realidad llevan más de 45 años poniéndole su muy particular sabor cumbiambero a la vida, con el que se han convertido en referentes, no sólo de Iztapalapa, ni de la Ciudad de México, sino del país entero para el mundo.
A punto de salir a ofrecer su concierto número 19 en el Auditorio Nacional, los hermanos Mejía Avante Jorge, Alfredo y Pepe, intercambian risas y recuerdos con El Sol de México, y comparten su sentir al ser la agrupación que ha puesto a bailar cumbia a todas las clases sociales del país, mandando a sentar cualquier prejuicio lejos de la pista de baile.
“Antes se decía que la cumbia sólo se escuchaba en las cocinas, por lo que no se hablaba mucho de ella. Pero nosotros, como veníamos de tocar en todas las delegaciones y todos los pueblos de la Ciudad de México, Puebla y Tlaxcala, veíamos que les gustaba; aunque, la verdad, como que sí les daba pena”, relata Jorge Mejía, compositor de los grandes éxitos de Ángeles Azules.
“Fue después que comenzó a pegar la cumbia con canciones como ‘Diecisiete años’ o ‘Cómo te voy a olvidar’, que la gente ya salió del clóset y se quitaron la pena. Ahora todos bailamos cumbia y todos somos cumbia. Es algo muy grande, yo no terminaría de expresar lo contagioso que es este baile, que desde Colombia llegó y a nosotros nos pegó muy fuerte”, agrega el músico, quien también toca el acordeón.
CANTARLE AL AMOR
Alfredo Mejía, tecladista de la agrupación, comenta que al principio sus éxitos eran bien recibidos, como fue el caso de “La cumbia del acordeón”, pero no sería hasta canciones como “Entrega de amor”, “Por amor a mi madre” o “El listón de tu pelo”, que alcanzaron el éxito internacional.
Jorge, autor de esas piezas, comenta que fue con esas composiciones que encontraron algo nuevo para aportar a la cumbia que se escucha en todo el mundo, con infinitas variaciones que dan identidad a cada país y cada barrio que la toca.
“Sí, somos parte de esa tradición, sólo que hay una diferencia con Los Ángeles Azules, que comenzamos a hacer nuestra cumbia romántica y a cantarle al amor. Y fue así que nuestra música se fue escuchando más y más y mucha gente comenzó a tocar cumbias así. Fue un estilo nuevo el que se inventó”, afirma el compositor y sus palabras tomaron mayor sentido horas después, cuando su acordeón puso a bailar a cientos de parejas, con esas mismas canciones al interior del coloso de Reforma.
MÚSICA VERSÁTIL
Los Ángeles Azules compartieron escenario con Panteón Rococó, con quienes tocaron la canción “Todos los rumberos”, mezclando cumbia y algo ska; “Nunca es suficiente”, con Mía Rubín, y con Jay de la Cueva, que supo ponerle el ritmo roquero a “Diecisiete años”.
Las colaboraciones en los últimos años, tanto para canciones clásicas como para inéditas, han sido varias y todas con un resultado exitoso: Natalia Lafourcade, Julieta Venegas, Ximena Sariñana, Santa Fe Klan, Alejandro Fernández, Saúl Hernández y, más recientemente, Emilia.
“La cumbia es un género muy versátil en cuanto a tesitura. Los Ángeles Azules tenemos todos los tonos, que son muy adaptables, como en ‘La cumbia triste’, que es para un barítono o ‘Cómo te voy a olvidar’, que es para mezzosoprano”, explica Jorge Mejía, quien afirma que la colaboración con Alejandro Fernández fue una de las que más habían esperado, y asegura que están abiertos a seguir colaborando con otros artistas, pues les ha ayudado a ser escuchados por más público.
QUIEREN IR A ESPAÑA
Al preguntarles a los músicos qué es lo que les falta por hacer los tres sonríen y afirman que es tocar en España, lugar por el que sienten un gran deseo y curiosidad.
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“Es que cuando hemos ido a países como Bolivia y Ecuador, siempre nos han dicho que en España hay mucha gente que escucha cumbia, porque varios de Sudamérica se van para allá. No sé si también los españoles quieran escucharnos, pero sabemos que hay mucha comunidad latina, como en Estados Unidos, donde se desbordan los eventos”, declara Jorge.
En una última pregunta, Pepe Mejía, quien se encarga de darle vida a los timbales, expresa cuáles son sus pensamientos antes de pasar al escenario a afinar los últimos detalles de la gran fiesta en que se convertirá el Auditorio Nacional: “Mira, cuando empezamos a tocar en varios lugares no había pavimento, cuando llovía se hacía lodo. De ahí venimos Los Ángeles Azules, si a mí me dices, ‘vamos a comer debajo del árbol’, yo como rico, en serio, porque las raíces las seguimos teniendo. Es una maravilla ver que gente de todas las clases sociales cantan nuestras canciones. Es por eso que damos gracias a Dios por darnos el don de la música”.