Entre pelucas, rubor y vestidos de colores, las integrantes de la compañía Las vecinas de la calle J, celebran 20 años de persistencia, como uno de los shows drag queen con más trayectoria en la Ciudad de México. Y para ello, han preparado un espectáculo que rememora varias de sus más irreverentes aventuras, que además, lanzan una crítica a la sociedad del espectáculo, cada vez más interesada en este tipo de expresiones de la comunidad LGBTQ+.
“La verdad es que nos sentimos muy bien. Nuestro show ha cambiado mucho porque también han cambiado bastante el pensamiento y los discursos en cuestión de temas de diversidad y de género. Nosotras hemos evolucionado y nuestras palabras también, antes nuestras presentaciones eran muy básicas, porque no teníamos referentes, pero ahora, con el cúmulo de estos cambios todo es una explosión que nos ha exigido profesionalizarnos”, comenta Roberto García, uno de los fundadores de Las vecinas, en entrevista, mientras termina su delineado, luego de haber ajustados sus medias, antes de entrar a escena.
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LO DRAG TAMBIÉN ES POLÍTICO
Crítico a aquellas posturas que, incluso dentro de la comunidad LGBTQ+, miran al drag queen como mero “divertimento”, Marco Flores, coreógrafo y coproductor del show, subraya que tanto crear, como consumir productos de entretenimiento drag, es un asunto tanto artístico como político, ya que sirven hacer voltear a la población hacia las demandas de la misma comunidad.
“Lo que buscamos es que el drag tenga el reconocimiento de que puede estar más allá de sólo la galería o el escaparate de la vida nocturna. Nosotras estamos convencidas de que también puede estar en un teatro o hasta en un museo, conviviendo a la par con otros discursos escénicos.
“Esto también para ver el drag como un ente político que discute contra parámetros establecidos desde lo creativo y lo espectacular, porque eso también es el drag, oropel, fantasía y brillo, pero que puede tener mucho contenido crítico y social para que el público se pregunte cosas sobre su género y su sentir en sociedad”, comenta el productor.
NO HAY QUE COMPETIR
En la trama, las actrices se preparan para presentarse en el próximo concurso Miss Princesa Super Star 2023. Una competencia, que no sólo mostrará sus habilidades, sino también sus defectos y limitaciones, para hermanarlas aún más.
“Con este espectáculo, las vecinas comparten el discurso de que las drags no competimos, porque siempre parece que cuando hablamos de drag hay una competencia de por medio: ‘Vamos a ver quien es la más...algo’, pero al final de cuentas, de lo que se trata es de reconocer nuestras diferencias y en comunidad potencializar lo que buscan todas en común, que es también lo mismo que busca el ser humano”, explica Marco Flores.
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En cuanto al crecimiento, del drag en nuestro país, el productor opina que cada vez se diferencia de sus versiones europeas o estadounidenses: “Esto habla de la gran diversidad que existe en el mundo y que en nuestro país se plasma como un gran abanico de posibilidades, con grandes dragas. Pensando en los años que este espectáculo se ha estado presentado, creemos que va a evolucionar cada vez más a algo genuino, ya se está encontrando su esencia”, finaliza.
Este show de 20 aniversario de Las vecinas de la calle J, tendrá una última función este 14 de septiembre, en el Nuevo Teatro Versalles, a las 20:30 horas.