“Yo creo que se alcanza la felicidad cuando te aceptas a ti mismo y cuando aceptas tu realidad, porque cuando tienes esta aceptación en todo lo que eres, puedes empezar a trabajar en las cosas que no te gustan”, asegura la escritora.
Martha se recuerda de joven refugiada en la escuela, “yo me convertí en la niña de dieces para que mi papá volteara a verme porque él tenía la mirada en mis hermanos”, recuerda sobre este pasaje que incluye en su publicación.
“Me sinceré muchísimo en el libro, cuento cosas personales que después de leerlo pensé, si yo no hago esto, ¿cómo vas a entender un proceso?, si yo no te explico cómo yo me fui a la perfección, lo que me costó entender que el amor era complacer a otros en la búsqueda de la perfección, ¿de qué te voy a hablar?”, asegura la escritora.
En ese sentido, aunque la periodista está convencida de que ser feliz es posible, su visión de este sentimiento apunta “no al malentendido del club de los optimistas, sino a lo que te da la paz, la armonía la tranquilidad, la aceptación, como esta paz interna”.
Y considera que es algo fundamental poder lograr el entendimiento propio para mejorar la convivencia de los seres humanos.
“En el libro hablo de los cuatro cuerpos que son los que tenemos, el físico, el mental, el emocional y el espiritual estos últimos son tus valores, el amor propio, la compasión, el amor incondicional. Si yo conecto con esa parte mía, conecto con la tuya de inmediato, si yo me respeto, te respeto a ti, eso haría de una sociedad mucho más rica y mucho más sensible y mucho más vivible y no estaríamos con tanta violencia y tanta división, porque nos daríamos cuenta de que finalmente todos somos uno y venimos de una misma chispa”, expresa. El libro es una forma didáctica de comenzar un trabajo interno.