A Ely Guerra le avergüenza un poco aceptar que "la música me estorba”, en su casa no hay ningún aparato de sonido fuera de su estudio. “El silencio es realmente el gran aliado para mí, es una música natural, creo que es una manera diferente de disfrutar el espacio íntimo”, expresa la cantante desde el sillón gris de su sala.
Esa situación es algo que le cuesta trabajo expresar, además confiesa no explicarse “cómo es que llegué a ser músico, creo que tenemos un propósito y para mí es importante respetarlo porque me permite convivir con lo de afuera”.
Ely se siente en una etapa de evolución y madurez artística, su instinto creativo se le ha plantado en diferentes ocasiones y en todas lo ha perseguido, el último llegó años atrás y trajo como resultado un concierto en el que no existía nada más que un piano, su voz y un universo íntimo de experiencias personales expresadas en El Origen disco con el que cambió su imagen de rockera.
Hoy, está próxima a mostrar el siguiente nivel de ese instinto que no la abandona con Zion, álbum que descubre como un “viaje personal de nueve canciones”, cuyo único instrumento presente es la voz, presentándola así en toda su crudeza, naturalidad e imperfección.
“Fue el primer disco en el que estuve sola en el estudio, sin productor ni ingeniero de sonido, nadie me grabó, lo hice sola. La experiencia te dice: el productor va a venir y es compartir la música para decidir juntos, pero este era un trabajo tan personal que era imposible llevarlo a un lugar en común con otra persona”, menciona la cantante.
Zión es descrito por Guerra como un proyecto “tan sincero y tan humano en un momento en el que estamos en otro rollo, tener este extremo nos aterriza a otra experiencia musical que es gozosa y natural que es nuestra voz, porque finalmente la voz te recibe para que tengas un viaje personal”.
El disco tendrá un formato físico que estará acompañado de un libro con “un viaje visual” a cargo del artista gráfico Gustavo García Villa, quien fotografió a la cantante en un lugar cerca de Villa de Carbón en el Estado de México llamado México Chiquito.
También tiene el propósito de llevar a teatro esta producción musical. “Escribí un libreto, este año estamos presentando la música y el año que entra la obra de teatro, la música está integrada en un libreto donde se explican aún más todas la emociones que se vivieron en el proceso”, explica.
Y aunque defiende y dice amar sus “cancioncitas”, es consciente de que “el momento que vive nuestra sociedad y nuestro país no es un momento quieto como para quedarse haciendo cancioncitas, hay que darle carácter a la música, los músicos tenemos que sentirnos responsables y abanderar el momento que está viviendo nuestro país, representarlo a través de lo que decimos ese es un compromiso que quien quiere lo toma y quien no está bien hacer formula, es diversidad”.
La mezcla corrió a cargo del productor estadounidense ganador de dos premios Grammy Frank Filipeti y fue masterizado por Ted Jensen. “Cuando yo le dije Frank, estoy haciendo un disco absolutamente vocal quisiera que lo trabajaras tu él dijo suena interesante, pero cuando le mandamos una primer sesión me llamó , a la media hora y me dijo: Ely nunca oí nada igual”, recuerda.
Finalmente, Guerra espera que este trabajo no se entienda como una clausura de su trabajo anterior. “Al contrario, eso me ha permitido sentirme fuerte y edificada para aceptar este reto que ha sido tan distinto, para mí esta es una grandiosa oportunidad de explicar que hay una manera distinta de escribir y de afrontar los retos artísticos para las mujeres, el músico esta ávido de hacer cambios en su creatividad, pero la industria es poderosa”.
Los sencillos Zion y Harmonic ya se pueden escuchar en plataformas digitales y la cantante se prepara para los tres shows en vivo que se llevarán a cabo el 20, 21 y 22 de septiembre previos a la presentación del disco completo.