Uno de los países favoritos de Luis Miguel es Argentina. Desde muy pequeño lo recibieron y trataron como un argentino más y se hizo de un cariño muy especial por la gente de aquella nación. Tanto así que grabó un par de conciertos en el Luna Park y otro más en el estadio de Vélez en Liniers.
Y ahora, con la euforia por la gran final de la Copa Libertadores, desde esas tierras un allegado al “Sol” reveló una anécdota poco conocida del cantante mexicano, del día que fue a alentar a Boca Juniors.
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Matías McCluskey, quien fuera productor artístico de Luis Miguel, contó al diario Olé que el cantante quedó fascinado por el estadio y la afición xeneize durante un juego al cual acudió en 1988, apenas con 18 años de edad.
“Siempre fue un tipo muy divertido, picarón. Le gustaba la adrenalina y le encantaban todos los eventos multitudinarios. Conseguimos unas entradas para la platea alta y, aunque él no era ningún fanático del futbol, ni lo dudó. Le encantó la idea de ir”.
Matías asegura que Luismi se volvió loco por la manera en que los aficionados cantaban y saltaban. Tanta fue su emoción, que terminó abrazado a un hincha cuando cayó un gol.
"Se puso un gorro de lana, una bufanda y los anteojos más grandes que tenía. Era irreconocible. En un gol de Boca, típico de la cancha, el que estaba adelante se dio vuelta y le dio un tremendo abrazo. Luismi no entendía nada, se cagaba de risa y me dijo: ‘si supiera que me está abrazando a mí…’".
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