Hace diez años se filtraron los audios de una conversación entre el legislador panista de Baja California, Rubén Alanis y un chico menor de edad; supuestamente ambos mantenían una relación en secreto.
Esta noticia llamó la atención de Rafael Martínez García, un joven estudiante del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) quien, para su ópera prima, apostó por desarrollar una historia similar.
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Así nació “90 días para el 2 de julio”, cinta que aborda el romance entre Luis y Andrés, dos hombres con condiciones sociales distintas. Andrés se encuentra en los últimos días de campaña como aspirante a una gubernatura, por ende, no quiere que se conozca la relación que mantiene con Luis, ya que esto podría perjudicarle severamente, más en medio de una sociedad machista.
“No quería hablar de esa historia, de ese escándalo o de ese caso en particular, sino que quería hablar de ese tema de la doble vida de estos personajes. Quería que el punto de vista no fuera el político sino el que tiene la relación con esta figura política y que, al final, sí fuera una historia de amor, imposibilitada por el contexto y la situación, pero que fuera un romance único”, afirmó Martínez en entrevista..
El filme es protagonizado por Armando Espitia y Luis Arrieta, en los personajes de Luis y Andrés, respectivamente; cuenta con la participación de Martha Claudia en el rol de Eva y Danae Reynaud, como Natalia, la mejor amiga y vecina de Luis.
Además del amor pasional, también se resaltan los valores de la lealtad, la confianza y la amistad, sobre todo entre dos personas que recién se conocen, pero se complementan por los vacíos que cada uno tiene.
“Vemos cómo dos personas se encuentran desde sus soledades y las comparten, descubren lo que significan el uno para el otro y la importancia que se le da a la dialéctica, el poder hablar, expresarte porque eso te ayuda a conocerte más”, expresó el director y guionista.
Luis es un chico enamorado. Acepta esconderse durante tres meses para no entorpecer los planes de su pareja; se mantiene en constante comunicación a través de un número telefónico distinto al que Andrés usa diariamente para interactuar con otros.
Él vive con la esperanza de que, algún día, el político grite su relación a los cuatro vientos, sin embargo, poco a poco se percata que ese mundo no lo hace feliz.
“Mucho de lo que construí del personaje tiene que ver con recordar mis épocas de juventud y cuando me enfrentaba a mis primeras experiencias románticas como adulto, cuando eres adolescente y crees que ya estás entendiendo lo que es el amor y crees que sabes dominarlo, pero no”, indicó Espitia, de 32 años.
“Las experiencias a las que me remití para el personaje son experiencias ya sanadas en el pasado, pero este personaje me hizo dar cuenta cuánto de eso sigue en mí y cuánto de eso se apodera de mí cuando estoy enamorado, cómo de pronto el amor, que tiene que ver con la emoción hace que te ciegues en la mente, que no te des cuenta de muchas cosas, a los 18 tenía consecuencias más graves, pero creo que me sigue pasando, en menor medida”, agregó.
Uno de los retos más complicados para Arrieta fueron las escenas en donde su personaje tenía que lucir ebrio; él actor buscó la mejor forma de presentarlo, sin caer en el cliché o la parodia.
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“Es muy fácil como actor engolosinarse con la borrachera y yo siento que cuando estás en ese estado lo que quieres es que no se te note, construyes su estado de una forma que no sea tan obvia, sino que el público vaya entendiendo que en ciertas secuencias estaba en ese estado, es algo que me daba mucho pánico, hacer una borrachera que fuera creíble”, sostuvo Arrieta, de 41 años.
La cinta se llevó a cabo gracias a un premio de 100 mil pesos que se ganó en la edición número 16 del Festival Internacional de Cine de Morelia “90 días para el 2 de julio” se proyecta en circuitos de cine culturales a nivel nacional.