Carlos Vázquez Tibu fue uno de los protagonistas de la industria musical de la década de los 90 y los primeros años del siglo XX, al haber fungido como manager de grandes artistas españoles como Hombres G, Julio Iglesias, Mägo de Oz, La Guardia, Luis Eduardo Aute, Marta Sánchez y El Canto del Loco.
Su auge llegó a un catastrófico final, cuando los intérpretes Volverá y Un millón de cicatrices iniciaron un proceso penal en su contra, por la presunta apropiación indebida de 220 mil euros.
Su condena fueron cuatro años en prisión, de enero de 2015 a abril de 2019, tiempo en el que aprovechó para reflexionar sobre su vida, y empezar a escribir el libro Memorias de un mánager, en el que revela todos los secretos que él fue descubriendo durante su paso por la industria.
“Necesitaba empezar de cero, hacer un poco de tabula rasa de todo lo que había sido mi vida en ese momento, por eso sentí la necesidad de contar la cara B del mundo de la música. Lo que no se ve cuando el artista está en el escenario con todas sus sonrisas y triunfos, sino contar un poco lo que es el inmenso trabajo que existe detrás de la carrera de un artista”, platicó a El Sol de México.
El también empresario comenzó su camino como cantante, cuando tenía tan sólo 12 años, pero tras pasar algún tiempo en los escenarios, recibió la propuesta de Hombres G para representarlos, y no pudo negarse a esa oportunidad.
Ese fue el inicio de un camino que lo convirtió en todo un business man, como él mismo se describe, que vivía entre aviones, carreteras y negociaciones con los cantantes del momento. Aunque fue una etapa que le dejó mucha satisfacción, también reconoce que hubo momentos donde era muy absorbente ser el confidente de sus clientes.
“El artista realmente es una persona terriblemente insegura, finalmente cualquiera de los que haya conocido, a excepción de Julio Iglesias porque se sale de la norma, te pide constantemente darle mimos, ‘por favor abrázame y dime que lo he hecho muy bien’. Necesitan un hermano mayor, un padre confesor y un psicólogo, eso te vas dando cuenta con el día a día”.
Fue precisamente el Iglesias el único de sus exclientes que se puso en contacto con él antes de que fuera encarcelado, por lo que hasta la fecha todavía le tiene mucho cariño y respeto. “Un par de meses antes de entrar en prisión me llamó personalmente, hace años que no trabajaba con él, pero me llamó y me preguntó qué necesitas y si quería ayuda con algo”.
Al preguntarle si se arrepiente de algo, afirma que el haber sacrificado tiempo de calidad con su familia. Aunque hoy mantiene una relación muy cercana con sus hijos, de 27 y 35 años, se dice sorprendido de haber dejado unos niños en casa, para regresar y encontrarse con unos jóvenes que no habían podido pasar tanto tiempo con su papá.
Sin embargo, hoy su mayor deseo es dejar todo eso atrás, y concentrarse en lo que viene, pues considera esa es la mejor manera de sanar. “Lo bueno del tiempo es que pasa, entonces si eres torpe, te quedas anclado al pasado, pero si eres un poco inteligente, vives el hoy y mañana”.
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Y agregó: “El pasado ya se fue y eso no lo recuperas. Todos debemos, en algún momento de nuestras vidas, hacer un repaso de lo que hicimos. Tendremos sombras, pero hay que abrirles la puerta y dejar que la luz se quede”.
Para compartir estas y más vivencias con el público mexicano, Tibu presentará Memorias de un mánager en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el sábado 4 de diciembre a las 12:00 horas en el Salón 7, Área Nacional, de la Expo Guadalajara.
Asimismo, adelantó que en el primer trimestre del próximo año lanzará un segundo tomo de este texto, enfocado en su etapa como cantante y cómo salió de su barrio natal.
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