Si uno camina por alguna de las calles al poniente de la Ciudad de México, con suerte podría encontrarse caminando con alguno de sus perros a Sabo Romo. Quien quiera saludarlo tendrá que hacerlo con poco entusiasmo para no alterar a sus amigos que luego de ser abandonados por sus dueños terminaron formando parte de la familia y el hogar del miembro de Caifanes, lugar donde él mismo recibe a El Sol de México para una larga charla.
Antes de cruzar la puerta de su departamento ya se pueden escuchar algunos gritos: “¡Cometa!” “¡Cometa! ¡Ey! ¡Ya!” Pide la voz con un tono autoritario pero amigable a la cuadrúpeda de 14 años que lo acompaña. “Saluda”, le pide Sabo Romo, quien viste una camisa gris combinada con sus clásicas bermudas que esta vez se pintan de rosado.
Lo primero que brinca a la vista de quien visite este lugar es un mueble lleno de cientos de discos y vinilos. Su tamaño va de piso a techo, y el largo no podría ser cubierto ni por los brazos más largos. A su lado derecho cuelga un póster en inglés de la cinta Lo que el viento se llevó, mientras que en el izquierdo hay otro de Elvis Costello y debajo de este una muy cuidada tornamesa.
“En ese aparato, que tiene 40 años conmigo, sonaron todos y cada uno de los discos de Aretha Franklin y de muchos otros artistas más que ya no están, como David Bowie o Prince”, dice el productor que menciona su luto por la muerte de La reina del soul: “45 años de compañía”, recuerda a unos días de su deceso.
En esa misma tornamesa han sido reproducidos cientos de discos durante cuatro décadas. “Yo soy melómano desde niño, compro disco desde los siete u ocho años, escucho música todo el tiempo. Soy como un musicópata compulsivo”, se confiesa desde el filo un sofá individual en el que habla con una postura totalmente recta.
Es en ese ejercicio de escuchar, buscar y encontrar nuevas propuestas que Sabo Romo redescubrió la música de muchos artistas, incluyendo a sus colegas con los que creó la historia del rock en español. Es a ellos y a su música a quienes quiso celebrar y de alguna manera rendirles homenaje a través del concepto Rock en tu idioma sinfónico, mismo que este sábado 25 de agosto celebrará en el Palacio de los Deportes su concierto más grande.
“Son diferentes ciclos en los que de alguna manera he tratado de resumir de manera muy particular la historia de mi vida”, dice Sabo desde su lugar, anticipando el inicio de la historia sobre cómo surgió este proyecto concebido hace 10 años. “Les cuento por qué”, anticipa.
“Yo veía de niño las entrega de los Grammy, cuando tenía 12 años. Entonces era la noche de homenaje a Bruce Springsteen y de repente en el escenario salía Paul McCartney, Keith Richards, Elvis Costello… y veías a 25 artistas de primera línea en el escenario cantando una canción de él”, cuenta el productor sin dejar de mover las manos.
“Yo decía ‘Puta, debe ser magnífico que todos los músicos a los que has admirado y con los que tienes una carrera en común puedan compartir un escenario contigo’. No es que desde entonces hubiera pensando en el Rock sinfónico”, aclara antes de continuar con su anécdota que es escuchada en primera fila por Cometa.
“Tenía que ser un proceso, aprender más, ser mejor músico o por lo menos hacerme más cínico; las dos cosas las logré, sobre todo la segunda. Y llegar a este punto donde comienzo una carrera, cuando me doy cuenta ya tengo una banda exitosa y que estoy de gira con algunos de mis héroes... Empiezan a pasar una serie de cosas que a 35 años de iniciar esta aventura me pareció que era un buen momento de hacer esta celebración”, explica.
Para el bajista reunir a los músicos y hacer un concepto sinfónico “seguramente no tiene nada de novedoso”, pero la oportunidad de revivir estos temas a lado de sus colegas fue una oportunidad para cumplir una vivencia que imaginó desde los 12 años.
“Entonces (es como) llegar a un escenario en el que puedo voltear y sentir como que estoy en los Grammys del 74. Veo a todos ellos que ya no son esos músicos con los que tengo una historia nacional, sino músicos con los que logramos contarnos muchos recuerdos y muchas historias”, dice soltando sin querer una mirada fija a su mueble lleno de discos, de historias y recuerdos. “Y esta es la historia de esta situación”, finaliza.