A los clásicos hay que respetarles y no meterse con ellos. Los fans son serios y si algo no les gusta lo destruirán. De esa premisa parte la nueva entrega de Scream, la quinta de la franquicia que debutó en cines hace 25 años.
La historia ocurre en Woodsboro, un pequeño pueblo donde surge un asesino conocido por que usa una aterradora máscara blanca, la temida Ghostface. Con su afilado cuchillo persigue a un grupo de amigos que terminarán apuñalados uno a uno. La primera víctima es una joven de aspecto angelical que recibe una llamada de su verdugo. La única oportunidad de salvarse es acertando una trivia sobre cine de horror. Eventualmente falla y se inicia la matanza.
La fórmula parece sencilla, pero el misterio y el suspenso de descubrir quién está detrás de la máscara causó un revuelo único a finales de 1996, cuando la primera entrega tuvo su lanzamiento. El fenómeno se asemejaba a Halloween, Viernes 13 o Pesadilla en la calle del infierno.
Con Scream resurgió del cine de horror en la última etapa del siglo XX. Su concepto conquistó a Hollywood a través de la compañía productora Dimension Films y dio inicio a una ruta de nuevas historias que siguió con las secuelas de Halloween e incluso Mimic, la segunda obra de Guillermo del Toro.
En taquilla no fue lo opuesto. Tuvo un presupuesto de 14 millones de dólares, mientras su recaudación en taquilla a nivel global multiplicó esa cifra por 12, llegando a los 173 millones de dólares.
Su influencia dentro de la cultura pop fue inmensa. Desde el tono oscuro y dramático que llegó después con Destino final hasta las comedias burdas de Scary movie. Su influencia fue incluso en formas negativas. Se registraron al menos tres asesinatos en Estados Unidos donde los atacantes declaraban la influencia de la película como uno de sus móviles.
Scream fue además un semillero de talentos a manos llenas. Neve Campbell, su protagonista, ganó el Premio Saturn –que reconoce lo mejor de cine de horror y fantasía– como Mejor Actriz por el papel de Sidney. David Arquette y Drew Barrymore iniciaron una ruta como rostros de Hollywood entre la comedia y el drama. Mientras Courtney Cox compartió el éxito y la fama de la franquicia con su personaje de Monica Geller en Friends.
La genialidad del fenómeno se le adjudicó a su guionista Kevin Williamson, pero en especial al director Wes Craven, a quien se le reconoció como un pionero del nuevo cine de horror. "Siempre piensas en él como el Rey del terror. Es un director increíble, pero además un increíble ser humano", dijo Courtney Cox durante la promoción de la quinta entrega.
"De muchas maneras era como un padre para todos nosotros. Hizo que el terror se convirtiera en algo cool", compartió la protagonista de la franquicia, Neve Campbell.
Craven dirigió las primeras cuatro películas; la última en 2011, cuatro años antes de su muerte. La ausencia del realizador que estuvo detrás de otros clásicos como Pesadilla en la calle del infierno parecía significar el fin de la franquicia. Pero esto no fue así, pues a finales de la década se comenzó a trabajar en una quinta película que significaría la celebración de los 25 años y el reinicio de la marca.
La responsabilidad quedó en manos de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, quienes ya habían llevado al cine otras entregas de miedo como V/H/S o Boda sangrienta. La dupla se encargó de retomar la historia y revivir el universo de Woodsboro vinculando a nuevos personajes con los protagonistas de la primera.
Scream (Grita), quinto filme de la franquicia llegó a salas este fin de semana sin temor a confesar lo que es. La cinta retoma casi a calca la fórmula de la primera entrega, podría ser incluso la misma actualizada, con jóvenes mensajeando por celular o siendo víctimas del nuevo Ghostface por su ubicación GPS.
"Ya he visto esta película antes", dice el personaje de Sidney atendiendo la llamada del más reciente asesino. "No esta película", le responde Ghostface al otro lado del teléfono.
La afirmación es cierta dentro y fuera de la trama, pues la nueva entrega no se quiebra la cabeza por reinventar el espíritu de Scream. Simplemente toma los elementos clásicos del filme y les rinde homenaje. Su atrevimiento es tan cínico que dentro de la misma película se burla de las franquicias que han seguido la misma fórmula, como Halloween, por mencionar sólo una.
Su franqueza es quizá uno de los mayores valores de Scream (Grita), pues la quinta parte de este universo no tiene mayor pretensión que la de complacer a sus fans, que son los únicos a los que les debe respeto.
“Tenemos una historia especial que contar que conecta al elenco original con nuevos miembros al mundo de Woodsboro”, comentó el guionista Kevin Williamson, quien vuelve a la franquicia como productor ejecutivo de la más reciente cinta.
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La quinta entrega de Scream tiene como protagonista a la actriz regiomontana Melissa Barrera, la estrella mexicana que está convirtiéndose en favorita de Hollywood (antes protagonizó la serie Vida y posteriormente En el barrio, basada en la obra de Lin-Manuel Miranda). Además de reunir a Neve Campbell, David Arquette y Courtney Cox, mientras rinde homenaje a su director original, Wes Craven.
El resurgimiento de Scream es una celebración al terror contemporáneo, a la fórmula de Hollywood que conquistó al público hace 25 años y que hoy sigue dando resultados. La nueva entrega busca ser un aliciente para la taquilla a nivel global después del Covid-19 y se perfila para desbancar a Spider-Man: Sin camino a casa del primer lugar en los cines del mundo. Un grito de horror que sigue sonando.