“Las familias han sido la fuente del drama por siglos, volviendo directamente a Edipo”, señala el actor Brian Cox, al hablar sobre el éxito de Succession, en la que interpreta Logan Roy, el jefe de una poderosa familia dedicada a los medios.
Con apenas dos temporadas, la serie se convirtió en un hito en la televisión. Tan sólo el año pasado se llevó seis Premios Emmy y dos Globos de Oro, y fue considerada la sustituta de Game of Thrones por el éxito que alcanzó en HBO.
A la luz de su tercera temporada, su creador, Jesse Armstrong, mencionó en un encuentro con medios (al que El Sol de México tuvo acceso exclusivo), que el secreto detrás de su buen recibimiento está en que retrata la búsqueda humana por la supremacía.
“Jung dijo que cuando el amor está ausente, el poder llena el vacío. Y supongo que pienso en esas cosas. Pienso en el amor y el poder, y más o menos dónde está su índice. Y el poder no necesariamente en un sentido monetario, pero hay algo que compensa por la falta de amor que a veces nos lleva por diferentes direcciones”, explica.
El también guionista añadió que desde el inicio de la serie buscaron dotar a los personajes de un individualismo, y hacer que cada uno de ellos fuera el centro de su propia historia, tal como sucede en la vida real.
Reveló que no le gusta ser cuestionado sobre la presión de mantener la buena racha del show, pues confía en que una historia bien escrita y con la cual la gente se pueda identificar, siempre se mantendrá dentro del gusto del público.
“Lo bueno para nosotros es que entre más gente está atenta, más tiempo se quedan, de alguna manera hay más por hacer. Las relaciones se convierten en alguien que conocer, una familia o una pareja. Entre más los conoce el público, más terrible y fascinante es cuando se divorcian, o son felices cuando tienen un hijo”, dijo.
La serie sigue las vicisitudes que atraviesa la familia Roy, una dinastía estadounidense dueña de un conglomerado de medios, que se ve envuelta en una lucha de poderes por parte de los cuatro hijos de Logan Roy, al momento de decidir cómo manejar la compañía, y qué sucederá cuando su padre se retire.
Además de Brian Cox (quien da vida al patriarca), cuenta con las actuaciones de Sarah Snook, Jeremy Strong, Kieran Culkin y Alan Ruck, como los hermanos Roy; a quienes se suman Nicholas Braun, Matthew Macfadyen y J. Smith-Cameron.
Gracias a sus más de 50 años de trayectoria, Brian Cox identifica en el personaje de Logan Roy una serie de elementos que reflejan cómo viven los seres humanos, y van mucho más allá del dinero.
“Todos estamos influenciados, nos guste o no, por cierto tipo de arquetipos, y Logan es uno de ellos. Representa cosas de la autoridad, y también una de sus debilidades es que es un dinosaurio blanco, entonces está cerca del final de su 'tasa de venta', realmente se está acercando al final”.
Tanto ellos, como el resto de los actores, coinciden en que para los Roy el elemento de la riqueza no es un factor determinante en los sentimientos que existen en la familia, pues si bien es la única realidad que conocen, la ambición y el resentimiento están presentes en todas las clases sociales.
“Te hace pensar si el dinero es el elemento corrosivo en la familia, o no se relaciona con eso. ¿Es acerca de la falta de amor y afecto o es otra cosa? Reflexionas sobre si será que ese es el móvil, o simplemente se trata de una familia disfuncional”, agregó Mathew Macfadyen, quien da vida a Tom Wambsgans.
Todos son elementos que han cautivado al público y esta tercera temporada es una de las más esperadas, a la cual se augura un éxito igual o mayor que sus entregas anteriores.