Hay cosas muy gringas que se me ocurren en este momento, como el hot dog, el béisbol, las luchas de camiones en un estadio y quizá también el rock. Cierto tipo de rock que se puede definir como una expresión directa transformando letras narrativas sencillas sobre la estructura clásica de guitarras, bajo, batería y un líder cantante.
Esto sería verdad si nos remontamos al origen del rock, que según los mismos Rolling Stones subyace en el profundo blues de Memphis. Pero precisamente como aparecen en la escena los británicos, entonces no estoy tan seguro que el rock sea un producto originario de Estados Unidos pero sí un producto que han sabido transformar y algunas veces mejorar en las tierras de la hamburguesa.
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Su nuevo disco, History Books, es muy diferente de los anteriores, como buscando una nueva definición del grupo
Y esto lo pensé precisamente cuando platicaba con Benny Horowitz, baterista fundador de la banda The Gaslight Anthem, y que resume muy bien cómo se ha modificado la inicial idea de Little Richards para una generación que quizá ya ni sabe quién es ese Richards.
Benny me recibió desde su casa en la apacible New Jersey y mi primera pregunta fue sobre si tenía alguna influencia en él el hecho de vivir y hacer su carrera en ese estado norteamericano.
“Es interesante porque no sólo es un factor geográfico, ya que donde crecí estoy a media hora de Nueva York y a 45 minutos de Filadelfia, y si decides formar una banda y comenzar a tocar en bares estás en un radio de cinco horas en toda la costa Oeste, incluyendo Washington, Boston, Baltimore y un número de ciudades que son un fuerte mercado posible. Pero si estas en otro lado, digamos Colorado, tienes que viajar más de un día y medio para encontrar alguna ciudad mediana, y eso es un factor cuando quieres tocar música en vivo y desarrollar una banda. Y luego está el asunto cultural, ya que Nueva Jersey es uno de los estados más antiguos y sus ciudades tienen un largo legado cultural, así que es una ventaja estar en este ambiente donde un montón de jóvenes tocan gracias al apoyo de sus papás que les compran guitarras y los dejan tocar en el sótano y promueven que toquen en la prepa o la universidad. Todo eso ayuda para que crezcas y decidas tu carrera”, asegura.
Cuando eras joven me imagino que tenias la oportunidad de escuchar muchos tipos de música y bandas que pudiste absorber como influencias, ¿pero qué hay de otras culturas? ¿Y puedes escuchar la diferencia entre una banda del Este y otra de Los Ángeles?
La oportunidad de estar en el centro cultural te ayuda a asimilar muchas culturas pero lo que mencionas sobre el sonido característico de una banda como Los Ángeles puedes escuchar la diferencia, ese sonido específico sobre todo vocal por los acentos que vienen de diferentes ciudades. Pero todos compartimos y nos influenciamos juntos y ahora gracias a la era del internet puedes saltar todas las barreras geográficas y compartir un mismo sentimiento, una misma idea sobre lo que vives en el momento como joven y cómo músico.
¿Y en el escenario, puedes diferenciar a los públicos de otros estados o países?
Creo que puedo entender tu pregunta pero en términos de la gente con la que tocas, porque te enfocas en una misma dirección como banda y tratas de lograr un sonido; eso definitivamente ayuda cuando te enfrentas al público y se crea una comunicación conjunta pero multicultural al mismo tiempo, y también entre varias generaciones y núcleos familiares, al final un concierto es un ejercicio de interacción social completo.
Escuché tu nuevo disco, History Books, y lo encontré muy diferente de los anteriores, me parece como una nueva definición del grupo.
Coincido completamente contigo en los términos de creación y de completar un sonido diferente a los otros, pero mantenernos como The Gaslight Anthem fue la tarea principal para esta última producción. La sabiduría de madurar es darte cuenta de que no puedes escribir una canción de la misma forma ahora que cuando tenías 25 años. Cuando iniciamos era más sangrón sobre mis influencias, más conectado con lo que pasaba entonces, tomaba mucho refresco y me ejercitaba poco y pasa como todo que ahora con el tiempo te das cuenta de otras cosas que valen la pena y entonces comienzas a hacer dieta, a cuidar de tí mismo y eso rebota en la banda y en cómo la música se transforma contigo, junto con el sonido. Creo que no es un asunto unilateral, porque también tu público cambia y con ello sus intereses sobre lo que quiere escuchar. History Books es un honesto intento de ese desarrollo que no se si sea crecimiento para mejor, sino solamente una transformación en el tiempo.
La sabiduría de madurar es darte cuenta de que no puedes escribir una canción de la misma forma ahora que cuando tenías 25 años
¿Como baterista, has cambiado con el paso de ese tiempo? ¿Ahora tienes un tiempo más rápido?
¡Muy interesante que lo preguntes! Como baterista siempre he intentado descubrir lo que la canción necesita, no soy egoísta e impongo mi sonido o mi idea sino escucho la guitarra, el bajo y las letras y entonces decido lo que necesita para ser una mejor composición. Cuando era joven escuchaba punk y eso le daba cierta velocidad y agresión musical a mis participaciones y lo veía atractivo porque llenaba mi necesidad de emoción en ese momento.
Cuando estaba en el escenario tocaba frenéticamente y al final me sentía terriblemente cansado pero feliz de lo que había logrado. Ahora no me quiero sentir así, quiero sentirme bien conmigo mismo y con la banda porque hicimos el mejor esfuerzo, no el más rápido ni el más agresivo, sino lo mejor para nuestro sonido. Ahora soy menos rápido pero no menos agresivo, sino más integrado como baterista.
Tras cinco discos y nueve años de trayectoria, la banda produce un álbum como un esfuerzo por continuar su legado, quizá ligado al más viejo punk neoyorquino, pero dándole un nuevo aliento
¿Crees que este disco es más maduro?
Mmh… No creo que sea más maduro, porque mantenemos un espíritu constante de sentido del humor y de juego como niños cuando hacemos música. Puedes sentir diferentes discos en tu carrera cómo percibes el cambio de las personas de tu vida cuando creces… es lo mismo, lo puedes sentir y darte cuenta de las diferencias. Porque con el tiempo te vuelves viejo y así los discos, si tienes suerte y eres honesto puedes sensibilizar esa realidad y tienes la oportunidad de aprender o de negarlo para nutrir tu misma vida y carrera y ver hacia adelante con optimismo y no como algo negativo.
Y luego vino la pandemia y nos cambió a todos
Es verdad. Y más personas con instinto de supervivencia y mecanismos de defensa no piensan en realidad con este paso del tiempo, y la pandemia nos acercó tanto a la muerte que muchos no sensibilizan esa sabiduría de hacerte viejo… Es un rasgo que tal vez una generación tenga que lidiar con ello porque es algo que está dentro de nosotros y tenemos que procesarlo de la mejor forma.
Con el tiempo te vuelves viejo, como los discos, y si tienes suerte y eres honesto puedes sensibilizar esa realidad y aprender para ver hacia adelante con optimismo y no como algo negativo
Después de cinco discos y nueve años de trayectoria, The Gaslight Anthem produce History Books como un esfuerzo por continuar su legado ligado al más viejo punk neoyorquino, pero dándole un nuevo aliento a una larga trayectoria que incluye una relación artística con Bruce Springsteen, quien aparece vocalmente precisamente en esta nueva producción.
Hablando del disco, ¿cómo fue el trabajo con Peter Katis para History Books?
¡Fue fantástico! Ya habíamos trabajado con él anteriormente, ya nos conocía y fue algo positivo trabajar el disco con él. Teníamos algunas canciones y fuimos a su estudio y se las mostramos con cierta óptica de crear un sonido más grande y más abierto por conocer sus anteriores producciones con otros grupos. Y probamos y nos dimos cuenta que podía aprovechar varios factores anteriores como algunos detalles instrumentales y cierto sentido de calidez y honestidad que le dan un gran toque.
Es una gran escucha por lo que creemos en él cuando estábamos haciendo este disco sin explicarle mucho y nos dio sus mejores instintos para el producto final. Además el estudio estaba a tres horas de coche y para algunos de nosotros significaba un viaje con la familia y algunos días de trabajo pero rodeado de ambientes hogareños, mucho mejor que si hubiéramos ido a un viejo y decrépito castillo en Escocia o algo parecido.
Mi canción favorita fue “Little Fires”. ¿Puedes contarme algo sobre ella y contarme cómo te involucraste como baterista?
Lo más interesante sobre esa canción, y recientemente fue un tema en Instagram, es sobre el cambio dramático de tiempo y la gente cree que es algo sin planeación, algo fortuito, lo que suena chistoso, ya que por supuesto fue algo que quisimos hacer.
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Cuando eres joven intentas por todos los medios mantener el tiempo durante toda la canción cuando la grabas y en “Little Fires” al principio pensamos que teníamos que ser rápidos pero no cuadraba con el texto de la letra y entonces la hicimos con una parte rápida y otra lenta, sólo por el hecho de hacer algo muy propio pero también que resultó algo como de azar al producirla y darnos cuenta que teníamos el valor de hacerlo aunque sonara descuadrada.
Algunas cosas podrán ser muy gringas y nunca dejarán de tener esa imagen para los foráneos, así cierto tipo de rock se impregna en un sonido que quiere ser igual de poderoso que la guitarra de Scotty Moore o los gritos de Mick Jagger, pero vestir ropas de punketero orgulloso… Ese es el sonido de The Gaslight Anthem y al final me dio mucho gusto que su personalidad sea tan clara y sencilla pero no sosa, como esta plática con Ben Horowitz, a quien le agradecí su tiempo y su hospitalidad desde Nueva Jersey.