SAN SEBASTIÁN. "No importa lo que pase, me enfoco en el trabajo": El cineasta estadounidense Woody Allen comienza a rodar esta semana su nueva película en San Sebastián, un homenaje al cine, alejado de la polémica por presuntos abusos sexuales que lo persigue.
"Mi filosofía siempre ha sido que no importa lo que pase, uno se mantiene enfocado en el trabajo y sigue trabajando, sin importar lo que ocurra con tu vida, familia, niños, acontecimientos, política", aseveró en la rueda de prensa para presentar el filme en la ciudad del norte de España.
"Me enfoco en el trabajo y eso es lo que realmente absorbe mi tiempo y mis esfuerzos", dijo el veterano realizador de 83 años, al ser preguntado por el movimiento #MeToo, en el marco del cual tomaron nuevos bríos las acusaciones en su contra de su hija adoptiva Dylan Farrow.
"No pienso en los movimientos políticos o sociales, no estoy equipado mentalmente para tener mucho conocimiento sobre esas cosas", dijo.
Allen siempre ha negado las acusaciones de haber abusado de Dylan cuando esta tenía siete años, a principios de los años 1990.
En su momento, dos investigaciones no hallaron pruebas suficientes como para inculparlo, pero Dylan, respaldada por su madre adoptiva (y expareja del director) Mia Farrow y su hermano Ronan, renovó sus señalamientos en los últimos tiempos a la luz del movimiento #MeToo contra el acoso.
La polémica deterioró la imagen de Allen, llevando a varios actores que trabajaron a sus órdenes a distanciarse de él y a Amazon a romper un millonario contrato para producir y distribuir cuatro de sus filmes, algo recurrido en tribunales por el director, quien le reclama al gigante de la distribución 68 millones de dólares.
Su largometraje A Rainy Day in New York, parte de ese acuerdo, quedó en un limbo en Estados Unidos y será estrenado en salas en los meses siguientes en algunos países europeos.