Si las abejas te causan temor, esta es la oportunidad perfecta para conocer de cerca un apiario, familiarizarte con los procesos de cultivo de la miel y recorrer los canales de Xochimilco degustando de toda clase de productos derivados de la miel.
Las Abejas de Barrio ofrecen una selección de productos y experiencias relacionadas con el cultivo de las abejas en donde podrás convertirte en un apicultor por un día.
El punto de partida es a unas calles del Centro de Xochimilco, frente a la Capilla de la Santísima Trinidad Chililico. Este es el final del camino accesible en automóvil. Es el límite entre las angostas calles del barrio originario de Chililico y una colonia conectada por puentes flotantes, o pangas, canales y productores de flores.
Después de un corto viaje en trajinera, las Abejas de Barrio te recibirán en su 'Chinampita' para enseñarte el equipo de protección y los cuidados a tener en el apiario, inmerso en un ecosistema de garzas, lirios, plantas de papiro y, por supuesto, abejas.
'Cada parte que funciona aquí, cada trabajo es muy valioso e importante. Desde el remero, la estructura de la trajinera, las chinampas, el ecosistema, las aves que escuchamos, los canales, el agua, los árboles y en este caso lo que vamos a ver hoy: las abejas'.
Práctica ancestral orientada al turismo
Sandra Corales es la fundadora y encargada del proyecto Abejas de Barrio, que desde hace más de ocho años busca acercar al turismo a esta práctica ancestral del cultivo de la miel. Ella comenzó a trabajar con apicultores en temas de economía solidaria y soberanía alimentaria, lo que encaminó al proyecto a una visión integral de la comunidad que la rodea y el impacto de su producción.
Por esto, el trabajo de las Abejas de Barrio fue reconocido en el catálogo de turismo cultural, creativo y comunitario de la Ciudad de México de la UNESCO al ser considerada una actividad cultural de importancia patrimonial.
'Tiene que ver con la capacidad de los pueblos de generar sus alimentos, pero también de entender la ruta de estos alimentos, donde inicia todo. (…) Lo que hace la diferencia entre el turismo depredador y el turismo sostenible, o ecoturismo, es la posibilidad de trabajar con perspectivas ambientales y comunitarias. Porque lo ambiental y lo sustentable, si no está atravesando lo comunitario, termina siendo un turismo nada más representativo', afirmó Sandra Corales, fundadora del colectivo Abejas de Barrio.
'Vean esa florecita', dijo Sandra mientras señalaba la maleza a un lado del canal en donde se apreciaban pequeñas florecitas que crecían por montones entre la yerba. 'Esa es guía de la chayotillo, toda esa guía que crece como maleza, que luego la vemos en los terrenos abandonados, esa florecita pequeñita está llena de abejas porque de ahí llevan el néctar', explicó Sandra Corales.
Las abejas necesitan de una fuente proteica, que es el polen. Su fuente energética, el carbohidrato, es el néctar de las flores.
Las abejas son visibles desde antes de llegar al apiario. Entre las plantas de chayotillo, cedros y ahuejotes, las abejas revolotean alrededor de las colmenas y hacia los sembradíos de cempasúchil y noche buenas de las chinampas aledañas. Una vez equipados con guantes, velo y un traje especial que impide el contacto directo con las abejas, se puede ingresar al espacio, no sin antes encender el ahumador con el que los apicultores Sandra y Eduardo Escudero tranquilizan a estos insectos.
'Generalmente las abejas son muy sensibles a los aromas, a los olores, a las emociones: si nosotros venimos muy estresados, ansiosos, en seguida lo ven. La primera recomendación que me dieron cuando empecé a trabajar con abejas es: si te enojas con tu novio, no vayas al apiario, porque te van a picar las abejas. Son un escáner de nuestras emociones', afirmó Sandra Corales.
Ya en el apiario, Sandra explica que cada abeja realiza una función, 'unas entrando y saliendo, otras cuidando a la reina, otras cuidando a las crías, otras madurando miel, pero todas están ahí organizadas', por lo que enfatizó que nosotros, los seres humanos, estamos de visita en sus hogares así que hay que pedirles de manera respetuosa que nos permitan verlas.
El humo que se esparce al llegar al apiario le avisa a las abejas de nuestra llegada. Cada cajón o colmena tiene entre 80 y 120 mil abejas de acuerdo con Sandra Corales. Eduardo sopla con el ahumador hacia la entrada, o piquera, de la colmena y posteriormente le quita la tapa. En un segundo, miles de abejas circulan por todo el apiario. Su zumbido, silencioso dentro de las colmenas, ahora se escucha cada vez más fuerte mientras se adhieren al velo y equipo de protección.
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Sandra muestra uno de los bastidores de la colmena, el cual ya cuenta con cera de abeja en forma hexagonal para que estas llenen los espacios con miel. Los bastidores permiten organizar el crecimiento y producción de la miel en el panal, de tal forma que al cultivarla no se destruya el hogar de las abejas.
Una colmena necesita de tres personajes fundamentales: una abeja reina, zánganos y abejas obreras. Cada uno tiene un rol diferente. En el caso de la abeja reina, esta se encarga de la producción de huevesillos, alrededor 500 a dos mil diarios, para que así el zángano, que es el macho, los fecunde y comience el ciclo de las abejas nuevamente.
'Gracias a estos tres tenemos una colmena que está bien organizada, de tal forma que todo el tiempo están naciendo nuevas abejas, tienen alimento, tienen agua, néctar, polen… Es como el cuerpo humano: hagan de cuenta que cada abejita es una célula y se organizan para que funcionen bien' , afirmó la directora del colectivo.
La trashumancia, una actividad 'errante'
La miel de las Abejas de Barrio no es exclusiva de Xochimilco ni de una temporada del año en particular. Tanto apicultores como abejas viajan a otras colmenas en Milpa Alta o incluso Veracruz para aprovechar las floraciones que se presentan en distintas épocas del año. Sandra corales explicó que a esta actividad ganadera errante se le conoce como trashumancia.
'Tenemos colmenas en Milpa Alta, con esas colmenas aprovechamos la flor de la temporada de otoño y después termina, nos vamos a Veracruz y nos llevamos de viaje a las abejas. Allá en Veracruz lo que hacemos es aprovechar otra floración y ahí las movemos tres veces al año, del cerro a la zona del Álamo, donde se produce la naranja. De ahí del Álamo a la zona de manglar, a Tamiahua, a la zona de laguna y mar. Así aprovechamos y tenemos miel todo el año'.
Si decides que la apicultura es lo tuyo, además de la experiencia Apicultor por un día puedes inscribirte a los cursos y talleres que imparten en las Abejas de Barrio desde el apiario o en línea con el curso de Apicultura Básica. También puedes adoptar tu propia colmena y visitarla mensualmente en el apiario de Xochimilco para que a final de año recibas 10 kilos de miel, jabones y propóleo cultivados por ti mismo.
Si, por otro lado, la apicultura no es lo tuyo, puedes conocer a las abejas a través de una cata de miel producida por las diversas floraciones a las que las Abejas de Barrio tienen acceso. El colectivo tiene a la venta productos elaborados con el trabajo de la miel y el propóleo como jabones, cremas y bálsamos.
Para Sandra Corales, el ser humano tiene mucho que aprender de las abejas, tanto por sus modelos de organización como por el trabajo evolutivo que implicó su desarrollo a la par de las flores.
'Es extraordinaria esta posibilidad de conocer un insecto tan evolutivo y desarrollado, porque las abejas llevan millones de años sobre la tierra, son tan antiguas como las flores. Las primeras plantas que había no llevaban flores: el crecimiento y evolución de las flores fue a la par del crecimiento y evolución de las abejas', concluyó Sandra Corales.