La historia, tradición y cultura, son tres de los aspectos más significativos de una sociedad, que precisamente el escultor salmantino Andrés Estrada Lucero ha contribuido a preservar y reconocer en México, Latinoamérica y países europeos como España, Francia e Italia, a través de sus trabajos esculpidos en bronce, piedra, madera e incluso papel, las cuales llegan a tener una longitud de dos a los seis metros de altura.
En Salamanca sus obras en bronce se pueden apreciar en la plaza cívica Miguel Hidalgo, en el propio busto del padre de la patria, la escultura al docente que posa en la intersección del bulevar Valle de Santiago y Comunicación Norte, además de las estatuas a Benito Juárez en su obelisco, Vasco de Quiroga ubicada al exterior del Expiatorio del Santuario Diocesano del Señor del Hospital y la dedicada a José María Morelos y Pavón, en el bulevar Morelos.
A nivel nacional se pueden encontrar piezas como la dedicada a Cuitláhuac en Veracruz, la réplica de la Diana Cazadora en Chihuahua, la Hermana del Agua en Tepic, Nayarit; estatua de tamaño natural de Miguel Hidalgo en Pachuca, Hidalgo y el Guerrero Tastoan de Tonalá, Jalisco, por mencionar algunos.
Su primer trabajo lo ofreció como artesanía hace más de 50 años, sin embargo, la persona que lo adquirió le dijo, "no seas tonto, esto te lo voy a pagar como escultura, es una pieza muy bonita", y de ahí en adelante siguió este camino, desde sus 16 años.
En este sentido, Andrés Estrada se dijo orgulloso de que sus obras estén presentes en el municipio y a lo largo del mundo, pero sin duda su mayor orgullo es haber heredado el gusto y dedicación por la escultura a su hijo y nieto, que trabajan a su lado para seguir desarrollando obras que formen parte de la historia y del patrimonio de la humanidad.
Hace ya algunos años, una de sus obras emblemáticas para el municipio fue robada, misma que se colocó para conmemorar el 400 aniversario de la fundación de la ciudad, era una especie de ola llamada los cuatro elementos.