La vocación del área donde se pretende construir el del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco, es lacustre, por lo que cambiar su naturaleza significará un precio ecológico alto, afirmó el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Fernando Córdova Tapia.
Al participar en un foro informativo organizado por el movimiento #YoPrefieroElLago en la Facultad de Ciencias de la máxima casa de estudios, aseguró que ese espacio es el último regulador natural de agua del Valle de México, y que sin su actividad, generaría que la Ciudad de México termine por hundirse.
Explicó que Nabor Carrillo Flores demostró, en 1965 cuando instauró el Plan Texcoco, que es posible rescatar una superficie de mil hectáreas. Aseguró que el lago puede solventar el problema de la carencia de agua que afecta principalmente a la zona oriente Del Valle de México, ya que si se extiende el lago a una mayor dimensión, sería posible tratar las aguas y potabilizarla para beneficio de la ciudad.
Sin embargo, Córdova Tapia agregó que el proyecto del NAIM contempla el entubamiento de nueve ríos, cuyas aguas desenfocan en la parte donde se está construyendo la terminal, para evitar que se inunde, con lo que generarían desequilibrio porque el agua se canalizaría para la obra urbana del aeropuerto en perjuicio de las comunidades locales.
Esto, dijo, debería preocuparnos aún más, ya que en lugar de solucionar el problema del agua, estamos generando más al restar fuentes naturales.
Recordó que en septiembre pasado, especialistas del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, advirtió que sólo se garantiza el abasto de agua para el 2019 para esta capital, lo que significa un “llamado de alerta” para sus habitantes.
El investigador reiteró que lejos de generar más problemas al limitar nuestro acceso a agua potable, lo ideal sería detener esta obra y recapitular la labor del Plan Texcoco para recuperar esta parte de Lago de Texcoco en beneficio de los pobladores del Valle de México y aledaños al lago.