Reiniciar de cero después del sismo de 2017 no fue tarea fácil para Karen, quien perdió su casa y la estética que le dejó su mamá, tuvo que buscar créditos y cambiar de giro. Todo el esfuerzo valió la pena porque ahora se sabe viva.
Ella habita en el Multifamiliar de Calzada del Hueso 713, cuando el sismo el edificio fue catalogado de alto riesgo por lo que los 40 vecinos que la habitaban tuvieron que abandonar el lugar. En el mismo inmueble estaban ocho locales comerciales, uno de los cuales era la estética que su mamá le heredó junto a su hermana.
Karen de la Torre platica que su hermana estaba en turno aquel día a esa hora, le narró cómo los estantes empezaron a caer y todo se movía, cuando ella logró salir no había dimensionado el tamaño del movimiento hasta que vio como el edificio se inclinaba. Ambas trataron de salvar sus herramientas de trabajo y productos; sin embrago, entre lo que quedó destruido y lo que se llevaron causa de la rapiña, solo lograron recuperar alrededor de 60 por ciento de muebles y estantes.
“Nosotras veníamos a cuidar y tratar de sacar una que otra cosa que pudiéramos rescatar, pero era muy peligroso entrar, además se metían para llevarse cosas, el boiler, por ejemplo, un día que vinimos ya no estaba y así iban faltando cosas a causa de la rapiña”, menciona.
En entrevista con este diario Karen narra que fue la representante de los propietarios de locales en todo el proceso de reconstrucción, que realmente fue muy rápido, pues la Fundación Slim les entregó el edificio en 2019, el problema fue que no abrieron de inmediato luego de la entrega debido que, a diferencia de los departamentos, les dieron sólo el local, sin nada adentro, incluso la toma de agua a cinco años del sismo, no se les ha instalada.
Karen y su hermana no esperaron a las autoridades, readecuaron el espacio y lo que antes era una estética ahora es una tienda de productos de belleza.
Pese a los contratiempos para conseguir los créditos, se siente afortunada de tener un ingreso y continuar con lo que su mamá le dejó: “Fue difícil, porque tuvimos que pedir crédito y empezamos con poca mercancía, no fue como en los departamentos, a ellos les instalaron todo, a nosotros solo nos dieron el espacio con cortina y ya después cada quien a ver cómo le hace, luego se nos atravesó la pandemia y también retrasó el movimiento, pero es una fortuna que nos los entregaron”.
La señora Eloísa, propietaria de uno de los departamentos, comenta que lleva la mayor parte de su vida viviendo ahí, el proceso de reconstrucción lo considera rápido gracias a que todos los vecinos se unieron para que les agilizaran el trámite, “a nosotros nos entregaron el 3 de septiembre de 2019, fuimos los primeros en la ciudad en recibir nuestro nuevo hogar y eso fue gracias a que como vecinos nos movilizamos para que no nos dejaran sin casa, imagínate la mayoría somos de la tercera edad, qué íbamos a hacer tanto tiempo sin casa, nos tenían que responder”, dijo en entrevista.
Aunque la mayoría de los vecinos habitó su departamento en cuanto se los entregaron, Eloísa y su esposo esperaron alrededor de un mes para que ya estuviera en su totalidad la instalación de los servicios. Los departamentos fueron entregados con equipamiento, no tuvieron ningún problema al habitarlos. “Nosotros no pusimos nada, solamente dejamos construir 10 departamentos más para que recuperaran la inversión, nos entregaron ya equipado el departamento, con estufa, refrigerador, no tuvimos que comprar”, finalizó.
Otro que ya conoce lo que es regresar a casa es el señor Pablo Almaguer, vive en Prolongación Uxmal 1115, este multifamiliar fue entregado por las autoridades el 19 de marzo de 2019.
Narra que hace cinco años todo empezó a rechinar, se doblaron ventanales y las cosas caían, pero afortunadamente el edificio no sufrió daños estructurales.
Luego de que fuera revisado por protección civil, ingenieros, arquitectos y especialistas internacionales, dictaminaron que se tenía que hacer un reforzamiento en las trabes del exterior, el problema más grande al que se enfrentaron los vecinos del lugar fue conseguir que el gobierno les costeara la rehabilitación; varios prestamistas se acercaron a los vecinos para brindarles créditos, pero ninguno era costeable.
Mientras todos estos trámites ocurrían, los vecinos continuaron en su departamento, pero vivían con el temor de que el edificio no resistiría otro movimiento, vivían en el riesgo.
“Nos costó mucho trabajo, el proceso fue difícil porque el gobierno no nos quería ayudar, además no había un protocolo para este tipo de trámites, nosotros hacíamos los documentos y ellos nos lo aprobaban, hasta los tomaban como machotes, pero fueron de ir y venir varias veces, nos regresaban”, comenta.
Finalmente, gracias al grupo que formaron entre los vecinos lograron el apoyo de 15 millones de pesos por parte del gobierno, de lo demás ellos se encargaron.
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Pablo buscó constructoras, se ajustó al presupuesto y finalmente en ocho meses pudieron volver a vivir con la seguridad de un lugar reforzado.
“El gobierno solo depositó el dinero y nosotros nos encargamos de lo demás, estuve ajustando el presupuesto y finalmente la constructora nos entregó el edificio reforzado, algo que nos dio seguridad pues vivíamos con el riesgo de que hubiera otro sismo y no lo resistiera, por fortuna no pasó”, finalizó.