Los 933 buzones expresso en la Ciudad de México serán sustituidos por un nuevo mobiliario, ya que la correspondencia entre personas casi no existe y dejaron de tener uso, adelantó Rocío Bárcenas Molina, directora del Servicio Postal Mexicano (Sepomex).
En entrevista con El Sol de México, dijo que habrá una renovación para proporcionar información a los usuarios sobre cuál es su código postal, que consulten dónde está la administración de correos más cercana y haya venta de timbres, especialmente conmemorativos.
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Sin embargo, la funcionaria precisó que están en la elaboración de un software, a fin de que el servicio a las personas sea completamente automatizado.
Sepomex tenía un contrato con la empresa Stoc SA de CV para administrar y mantener los buzones. A mediados de 2016 el servicio entró en pausa y para 2017 concluyó por completo la relación comercial.
El Servicio Postal Mexicano demandó a Stoc porque incumplió las cláusulas del contrato y desde entonces arrastra un juicio mercantil.
Vía transparencia, mediante una solicitud de abril de 2022, Sepomex explicó que no existe presupuesto para su mantenimiento.
Además reservó por cinco años, contados a partir de esa fecha, toda información relacionada pues la pelea legal aún está vigente.
Durante un recorrido por algunos de los buzones que todavía existen en la Ciudad de México fue posible observar que están descuidados, su pintura de color rojo maltratada y al parecer no hay nada en su interior.
De acuerdo con datos del Servicio Postal, hasta hace un año tenía registro de 55 buzones en estas condiciones.
En la calle de Durango, esquina con Salamanca, colonia Roma Norte, alcaldía Cuauhtémoc, hay uno de esos depósitos completamente vandalizado, lleno de pegatinas, pintado y está a un lado de una caseta telefónica, la cual también ya nadie usa, además de que anuncia que está fuera de servicio.
El caso un buzón en la esquina Ejército Nacional y Lago Victoria puede ser un ejemplo de cómo eran estos artículos: está relativamente en buenas condiciones y todavía tiene al frente, en el compartimiento de la correspondencia local, la tarifa de lo que costaba enviar una carta.
El envío de una misiva de 20 gramos a algún destino de la República Mexicana costaba de seis pesos a ocho pesos con 50 centavos, si su peso era de 60 gramos.
Por lo que toca a los destinos internacionales, si el destinatario radicaba en América del Norte, Centroamérica o el Caribe había que pagar de ocho pesos con 50 centavos a 22 pesos con 50 centavos.
El precio de Sudamérica y Europa iba de 10 pesos con 50 centavos a 29 pesos con 50 centavos, y enviar correspondencia a naciones de África y Asia costaba de 11 pesos con 50 centavos a 35 pesos con 50 centavos.
La directora del Servicio Postal Mexicano reportó que 90 por ciento de los 933 buzones que todavía existen en la Ciudad de México están vandalizados y en malas condiciones en general. Recordó que fueron colocados en 2005 aproximadamente.
“Los buzones ya no funcionan porque la gente ya no pone cartas”, recalcó Bárcenas Molina.
De esta manera, pasarán a la historia esos artefactos de los cuales los primeros fueron colocados en ciudades y caminos principales la Nueva España durante el año de 1762. Tenían una entrada estrecha para que ningún ladrón hurtarálas cartas, pues algunas contenían dinero en efectivo o cheques.
Si las personas querían que sus cartas llegarán más rápido a su destinatario, entonces iban a la oficina de correos más cercana a depositarla, pues no confiaban en que el personal acudiera frecuentemente a los buzones a recogerlas. El surgimiento del correo electrónico terminó por desplazar a esos depósitos y quedaran como piezas de museo.
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La última vez que los buzones fueron remodelados fue en 2020. La empresa JC Decaux colocó unos de color plateado, más pequeños que los actuales y con franjas verdes, pero les agregaron espacios de publicidad sin permiso y por orden de un juez, 800 de ellos fueron retirados.