Tras el retiro de más de 40 puestos del tianguis disidente de la comunidad LGBTQ+ y de otros grupos de ambulantes, el gobierno capitalino tapió el bajo puente de la Glorieta de Insurgentes para iniciar con las mediciones correspondientes y construir módulos que podrían dar vida a un centro comunitario.
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Desde las primeras horas de ayer, trabajadores de la Secretaría de Obras (Sobse) y de la Secretaría de Gobierno local cerraron ese perímetro.
“Nos pidieron traer las láminas para tapar y evitar que se instalen de nuevo los ambulantes y personas que viven en la calle. Ya se liberó y ahorita es conservarlo así en lo que están los trabajos de rescate”, indicó un miembro de la Secretaría de Gobierno local.
“Estamos haciendo las mediciones para empezar con los planos del proyecto. Nos dieron la instrucción de que aquí se construiría algo parecido a un Pilares”, explicaron a El Sol de México dos topógrafos encargados.
De forma oficial, la Sobse informó a este diario que además comenzarán con el retiro de decenas de grafitis y la reparación de luminarias y áreas verdes; sin embargo no mencionó la edificación.
Además de los trabajos, más de 20 policías auxiliares de la Secretaría de Seguridad Ciudadana local (SSC) se mantendrán en estos puntos.
Según personal de gobierno, el retiro de los comerciantes y de un campamento, efectuado el viernes, se hizo con previo aviso, y se permitió el retiro de la mercancía.
“El operativo duró dos horas, ya habíamos tenido pláticas con ellos de que no podían seguir aquí. Ayer (viernes) lo único que se quitó fueron muebles viejos, basura y parte del campamento de la gente que ya dormía aquí en condición de indigencia”, dijo un trabajador.
Los únicos autorizados para permanecer en la Glorieta son más de 10 boleros que se encuentran sindicalizados y con permisos, y los locales comerciales.
Jesús, quien trabaja como bolero en la zona desde la década de los 70, aplaudió el retiro del ambulantaje y el campamento, ya que dijo perder clientela y consideró que la zona se tornó insegura.
“Había venta de droga, había robo o taloneaban a los que pasaban, eran demasiados ambulantes y ya no se podía caminar bien los fines de semana o viernes que es donde hay más gente. Ya nos dijeron que van a remodelar, y que de momento nosotros vamos a seguir trabajando igual”, comentó Jesús.
Por su parte, colectivos LGBTQ+ que ocuparon el espacio por más de dos años señalaron en redes sociales que el operativo se realizó en tiempo y forma, como les había informado la autoridad; sin embargo, desmintieron que se les ha ofrecido otro espacio para trabajar.
La última remodelación de la Glorieta de Insurgentes ocurrió entre enero y noviembre de 2017. Los trabajos tuvieron un costo de 127 millones de pesos y contempló el cambio luminarias, islas para sentarse con puertos usb, internet gratuito y la reparación de banquetas.
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El jefe de gobierno, Martí Batres informó ayer que estas acciones corresponden a las últimas tareas de rescate del espacio público que se han realizado en varias partes de la CdMx.
“Al mismo tiempo que rescatamos la Glorieta de los Insurgentes, estamos en la remodelación de la Alameda; también recuerden que le dimos vivienda a las comunidades indígenas que vivían en las calles de Roma, colonia Insurgentes, en la Plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico; en la calle Gómez Farías, en el Momento a la Revolución; y, bueno, convertimos el Zócalo en un Zócalo peatonal”, comentó.