“Goce plenamente del automóvil. A dos manos. Sin necesidad de 'clochazos' o cambios constantes de velocidades. En V.A.M (ve-a-eme) lo entendemos así. Y es que con el tráfico de hoy en día, la transmisión automática es toda una necesidad”. Así promocionaba la empresa V.A.M su vehículo Rambler 73 en 1973, apenas seis años antes de la construcción masiva de ejes viales.
A 46 años de aquel promocional, nada ha cambiado con “el tráfico de hoy en día”: en la Ciudad de México se sigue viviendo a toda prisa, sobre la hora, siempre intentando llegar a tiempo a algún sitio. Y es que con sus 6.6 millones de viajes diarios en automóvil particular la capital se ha afianzado en el podio de las urbes con el peor congestionamiento del mundo.
Con este escenario de colapso vial cualquier esfuerzo siempre parecerá mínimo, pero hay cosas que se tienen que hacer. Así lo entiende el director general de Ingeniería de Tránsito de la Subsecretaría de Control de Tránsito, Luis Ruiz, quien en entrevista con El Sol de México admite: el tráfico capitalino, más que reversible, es solamente contenible.
La capital tiene tres mil 522 intersecciones semaforizadas, de las cuales mil 440, es decir, 40.8% están conectadas al Centro de Gestión de la Movilidad, el cerebro que controla la infraestructura de tránsito como los semáforos y las 700 cámaras mediante las cuales se monitorea en tiempo real las 24 horas del día el comportamiento de las vías de la Ciudad de México.
Este 40.8% de los semáforos se encuentran principalmente dentro del Circuito Interior, por ser la zona de mayor densidad de tránsito –ya que por ahí cruzan todos los ejes viales-. De hecho sólo entre las alcaldías de Cuauhtémoc y Benito Juárez se llevan 76% de la semaforización con 711 y 378, respectivamente.
Estas mil 440 intersección centralizadas conforman un sistema de semáforos inteligentes, también llamados adaptativos, porque se adaptan a las condiciones del tráfico al momento. El ingeniero Ruiz explica: “Podemos estar monitoreando su funcionamiento, se pueden hacer ajustes a la programación y podemos ver su estado de operación en tiempo real”.
Algunas de las facilidades que ofrecen estos semáforos para aliviar el tráfico son: cinco programaciones por día con ciclos de tiempo variables acorde con las horas pico, así como para horarios nocturnos, sábado y domingo. Además, se coordinan con los semáforos de las zonas aledañas.
“También tienen la posibilidad de generar olas de tiempo de verde, es una facilidad que tiene el sistema en donde en tramos u horarios muy saturados, se le asigna a un corredor tiempo de verde que puede variar y ser de dos, tres, cinco minutos, el que se requiera y eso se hace de manera centralizada y remota”, explica.
Otra tecnología de la que la policía de tránsito echa mano para intentar dar fluidez a las avenidas son las 700 cámaras que están instaladas en las ménsulas de los semáforos, las cuales funcionan como “video detectores, censan el número de vehículos que pasan en un carril y en función de esto tiene la posibilidad de asignarle tiempos de verde al semáforo en tiempo real”.
Para las autoridades no todo radica en lo que haga su personal desde sus oficinas y en la calle, también los automovilistas tienen una tramo de responsabilidad en el tema de la congestión vehicular: usan el auto de manera indiscriminada, lo ocupan en promedio sólo 1.5 personas por viaje.
“Cualquier actividad que bloquee la continuidad de un carril afecta en 30% de tiempo adicional de cada viaje. El estacionamiento en la vía, las maniobras de carga y descarga limitan en 30% la capacidad de esa vía”. Por ejemplo, un viaje de una hora se ve aumentado en 18 minutos si ocurren obstaculizaciones al flujo vehicular.
Desde el edificio que alberga los servidores que dan vida a las cámaras y semáforos de las Ciudad de México, en la calle de Chimalpopoca, el funcionario admite: “Estamos explotando al máximo al sistema y todas las facilidades que tiene para darle más fluidez al tránsito, pero no todo tiene que ver con los semáforos, también con las medidas operativas y con medidas de ingeniería de tránsito que permitan optimizar la infraestructura”.