Mientras los capitalinos corrían ante la emisión de la alerta sísmica el pasado 7 de junio, el creador de este mecanismo, Juan Manuel Espinosa Aranda, no pudo bajar del piso 13 en donde vive, aunque fue de los primeros en saber lo que ocurría en Acapulco, Guerrero y lo que se dirigía hacia la capital del país, pues monitorea los sismos desde su hogar.
Él, como gran parte del mundo, se tuvo que adaptar a trabajar desde casa debido a la pandemia por Covid-19. Califica su trabajo como una tarea muy apasionante y más cuando se tienen resultados preventivos tempranos como los 60 segundos de ganancia que tuvo la población en la Ciudad de México para ponerse en un espacio más seguro previo a la llegada del temblor.
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“Vivo en un piso 13, pero ya no me bajo, mejor me quedo a ver el horizonte del cómo brillan los chispazos de los cables de luz, que la gente se espanta porque piensa que son fricciones de la corteza terrestre, pero no es así, es una ciudad que tiene una red de distribución de energía muy dispersa y cuando hay sismo pues los cables se tocan y hacen corto y por eso se ven azules como verdosos, porque es cobre, muchos de los conductores chocan y la flama de esas tonalidades es lo que hace que el cielo se ilumine”, dijo en entrevista con El Sol de México.
En 1989 el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES) desarrolló el Sistema de Alerta Sísmica de la Ciudad de México (SAS), pero fue hasta 1991 cuando comenzó a operar.
Aranda es ingeniero mecánico electricista de la generación 1967 egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). A su casa trasladó laptops viejas que sirven como monitor, lo que significa que desde su casa observó lo que pasaba en Guerrero.
“Ahora con esto de la pandemia que nos tienen recluidos en nuestras casas pues me traje mis monitores para revisar que todo vaya bien. Acabamos de cumplir 35 años como institución. Es una tarea muy apasionante y deseamos que no haga falta, porque la gente tendría menos posibilidades de prevenir riesgos”, comentó vía telefónica.
Mencionó que es necesario hacer énfasis en que el equipo de telemetría no es un juguete sino una herramienta necesaria y todos deben cuidar que no falle, pues aunque es una herramienta federal en todos los estados, donde hay efectos sísmicos deben apoyar y la comunidad debe utilizar el sistema integrado tal como el alertamiento que llegó hasta la Ciudad de México.
Dejando de lado su trabajo como encargado de que no falle el alertamiento, Espinosa no dudó en bromear acerca de cómo recibe los sismos.
“La verdad desde hace muchos años me voy a ver los monitores, a ver cómo se logra lo que ofrecemos. Se deben respetar los fenómenos naturales, pero estamos trabajando, viendo los monitores”, dijo.
También aclaró que no hay una temporada de temblores, tal como algunos capitalinos creen que sucede en septiembre. Aseguró que han podido medir alrededor de 10 mil sismos y sólo 170 han ameritado alertamiento. "Advertidos tiene uno más conciencia de lo que está ocurriendo, para eso se ponen los altavoces en las calles, el gobierno hace una contribución importante”, agregó.
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