La avenida Presidente Masaryk agoniza. La calle comercial más cara de América Latina y la décima tercera de todo el continente, sufre el golpe del Covid-19: poco a poco los locales comerciales van bajando la cortina. Son pequeñas tiendas de ropa y restaurantes que no resistieron la primera ola de la pandemia, pero la extensión del segundo semáforo rojo no asegura la permanencia de las marcas favoritas de las clases acomodadas como Rolex, Cartier, Gucci o Louis Vuitton.
El Sol de México identificó que algunas de las marcas de prestigio internacional con presencia en México ya se fueron del epicentro de compras de lujo de la capital, como la joyería estadounidense Tiffany & Co., las casas de moda de lujo italianas Ermenegildo Zegna y Salvatore Ferragamo o Infiniti, la división de autos de lujo de la japonesa Nissan. El caldo de cultivo para su salida fue la falta de ingresos provocada por la pandemia y el alto costo de las rentas en Masaryk.
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El ranking de las calles comerciales más caras del mundo, elaborado por la firma global de servicios inmobiliarios Cushman & Wakefield, coloca a Masaryk en el puesto 38 a nivel global y en el 13 a nivel América. En 2019 este corredor registró precios de renta de 97 dólares por pie cuadrado y 918 euros por metro cuadrado al año. De acuerdo con propiedades.com la renta actual de oficinas y espacios comerciales oscila entre los ocho mil y los 49 mil dólares, dependiendo de la superficie del espacio en renta, lo que se traduce en entre 160 mil y casi un millón de pesos mensuales.
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En 2.5 kilómetros de la avenida Masaryk, entre Mariano Escobedo y la calle Sócrates, se identificaron 29 negocios que cerraron de manera definitiva por la pandemia, entre tiendas de ropa, muebles y restaurantes. También se ubicaron cuatro plazas comerciales que están en renta en su totalidad. La ubicada en Masaryk 133, llamada Centro Lival, tiene cuatro plantas en renta y capacidad para 500 automóviles. Hoy no hay ningún local abierto ahí.
El semáforo rojo decretado el 19 de diciembre mantiene sin operar las marcas más exclusivas de Masaryk, que lucen atrincheradas algunas, como las joyerías Rolex y Berger, o tapiadas en sus escaparates otras como Hermes, Dolce and Gabbana y otras. El restaurante Asturias, frecuentado por la comunidad española que radica en Polanco, fue cerrado, lo mismo que otros como Sagardi México o Vasconcelos Paladar Mexicano.
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De a poco la avenida Masaryk va perdiendo su brillo. La pandemia orilló a decenas de extranjeros a regresar a sus países, dejando vacantes sus pisos en exclusivas residencias –es parte del paisaje de esta avenida ver letreros de se vende o se renta en departamentos y oficinas–. La extensión del segundo semáforo rojo podría empujar hacia afuera a las grandes marcas y con ello sepultar la ilusión de tener en la capital del país una de las calles más caras del mundo.
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Mientras el semáforo epidemiológico siga en rojo y las actividades no esenciales sigan suspendidas, los negocios apostados en Masaryk podrían seguirse yendo de a poco ante la merma en los ingresos y el alto costo de las rentas. Por ello decenas de restaurantes de toda la ciudad, incluidos algunos ubicados en Polanco, han salido a las calles a protestar para que se les permita recibir comensales y aumentar sus ingresos. El lujoso corredor ubicado en el corazón de Polanco agoniza, y la pandemia parece que no va a amainar en el corto plazo.
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